Teté Núñez, madre de la marca PecasPita, recreó el cuadro de El Prado para celebrar el Día de los Museos
16 may 2023 . Actualizado a las 00:58 h.Al cuadro Las meninas, de Velázquez, le ha salido en Vigo una versión roedora de la cual es responsable la viguesa Teté Núñez, una psicóloga que rechaza ser definida como artista, pero cuyo arte para clonar personajes con lana, alambre y un montón de detalles, es innegable. Núñez, que cuando agarra las agujas para recrear mundos se convierte en Pecaspita (el nombre de la primera ratoncilla que hizo y que la sigue acompañando a todas partes, practica una técnica llamada needle felting (fieltro de aguja), con la que se pueden crear figuras sobre una estructura de alambre.
Su profesora de acuarela en el taller Alaselva, Antía Sánchez, tiene parte de culpa en este proceso. Fue ella la que le propuso el reto de recrear el famoso cuadro para combinar técnicas. «Me espoleó para que me atreviera y me pareció buena idea. Lo cierto es que primero pensé en el cuadro de La lechera, de Vermeer, y como tenía una jarrita de barro, iba a ponerme con ello, pero el fondo era tan sencillo que quedaba un poco soso. Y me dijo: ¿Y Las meninas? Me encantó el plan, pero ¡madre mía!, iba por la cuarta y pensaba, ¡buf! las que me quedan aún», reconoce, cansada pero feliz con el resultado.
Durante todo el proceso, que le llevó más de dos meses, cuenta que estuvieron fantaseando con la idea de que el Museo del Prado se hiciera eco de este trabajo, y una vez visto el resultado, sigue con la idea. «Les voy a enviar una foto y una carta por si les interesa», sopesa.
Desde que empezó, Teté Núñez y la librería Libros para Soñar (Triunfo, 1) forman un equipo. En el escaparate de la tienda de literatura infantil y juvenil del Casco Vello se pueden ver habitualmente sus creaciones. La colaboración nació el día que pasó por allí por si les interesaban sus creaciones, y ya no la dejaron escapar. Hace dos meses hizo, uno a uno, a los protagonistas de la Reconquista de Vigo en la Puerta de la Gamboa: el héroe Bernardo González Cachamuíña, el teniente general Morillo, el abad de Valladares, el comandante Chalot, los soldados vigueses y los paisanos cogiendo las armas, el alcalde Vázquez Varela o la tabernera María Rial.
Le siguió su velazqueña labor para dar vida a la infanta Margarita, a los enanos Mari Bárbola y Nicolasito Pertusato, el propio Diego Velázquez y así hasta Felipe IV y su esposa Mariana de Austria, que aparecen reflejados en un espejo colocado en el centro de la obra. Hasta ese detalle ha tenido en cuenta, ya que ha dejado un hueco por el que puede salir el espectador si se hace un selfi.
La viguesa cuenta que una vez que se puso, lo hizo pensando para que estuviera listo alrededor del 18 de mayo, Día Internacional de los Museos. Le sobró casi una semana, aunque acabó agotada. Desde ayer ya se puede ver en el escaparate de la librería la versión en tres dimensiones de la escena palaciega. «Viendo el efecto de los muñecos con el fondo pintado, queda tan chulo que no descarto seguir esta línea, ya me está apeteciendo hacer otra recreación, pero primero tengo que descansar de esta», reconoce, adelantando que le ha echado el ojo a unas bailarinas de Degas. Además de llamar la atención de El Prado con esta creación tan didáctica, reconoce que le encantaría ir al certamen artístico de Ferrol Las Meninas de Canido.