Los usuarios de Down Vigo: «¡Queremos trabajar hasta jubilarnos!»

Pedro Rodríguez Villar
Pedro Rodríguez VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

Oscar Vázquez

Down Vigo ayudó a lograr empleo en el último año a 71 personas, una cifra récord

11 may 2023 . Actualizado a las 01:13 h.

«Nos gustaría que se borren las etiquetas», reclama Jana Ruíz, psicóloga y técnica de empleo en Down Vigo. A su lado, en la misma mesa, Ana Belén, Gabriel, Guillermo, Andrea, Iván, Andrés, Rober y Chisco asienten con una sonrisa. Ellos son parte de las 71 personas a las que la entidad ayudó a encontrar un empleo el año pasado. Todos tienen contrato indefinido, menos Chisco, que trabaja en Bimba Lola y termina después de verano. «Espero seguir allí porque me encanta lo que hago», dice muy convencido. ¿Trabajar en la tienda de ropa es lo que más te gusta? «Bueno, soy lateral derecho en el Celta Íntegra. El fútbol es lo mejor», responde. Él no es ninguna excepción. «¡Todos queremos trabajar hasta jubilarnos!», afirman con rotundidad.

Cada uno de ellos tiene una historia que merece ser contada. Ana Belén trabaja limpiando el albergue de peregrinos de la Xunta, Gabriel hace pizzas en el Domino´s, Guillermo es reponedor en el Alcampo, Andrea lleva 17 años limpiando la sede de Down Vigo junto a Andrés, Iván se pasa el día en el taller de Quasar Recambios y a Rober le encanta tostar café en Delikia. Los ocho han superado un camino lleno de obstáculos para poder conseguir un trabajo estable.

¿Qué es lo que más les gusta de trabajar? (Se hace un silencio). «Todo», responde la mayoría. Alguno se queda pensando. ¿Si tuvieran que quedarse con algo..? «A mí me encanta mi trabajo, pero lo mejor es sentirse apoyado por tus compañeros», explica Guillermo. En el Alcampo «está encantado». Los demás también coinciden con sus empleos. Tanto, que si se les pregunta si dejarían de trabajar de tocarles la lotería, todos, y sin dudarlo ni un segundo, afirman: «No lo dejaríamos». Para ellos es una oportunidad que tienen que aprovechar, «una suerte» con la que demuestran que pueden cumplir las tareas que se propongan como cualquier otro trabajador.

El trabajo para cada uno de ellos también es la vía para conseguir cumplir sus sueños. Rober quiere ahorrar para tener una empresa en la que pueda tostar café todo el día con su compañero Marcos. Le encanta tanto, que los peores días en el trabajo son cuando no puede estar entre los bombos giratorios que dejan los granos listos para su consumo. Andrés quiere ir a San Francisco (Estados Unidos) para conocerlo. «Quiero pasar allí un tiempo. Cada vez tengo más ganas, pero lo veo muy difícil. Hace falta mucho dinero», cuenta.

Andrés, como todos sus compañeros, trabaja solo cuatro horas. Una media jornada que también reduce a la mitad sus nóminas. En Down Galicia explican que esta es una problemática que afecta a todas sus personas usuarias. La técnica de la asociación, Jana, explica que «esto se debe a varios factores». «Es muy difícil encontrar la empresa adecuada. Necesitamos que sea un trabajo con rutina para que les sea más fácil», explica, a la vez que incide «en que para la pequeña empresa es más complicado contratarlos», lo que reduce las oportunidades de encontrar esa ansiada jornada completa, necesaria en el camino para la inclusión plena de cada uno de ellos.

En cada uno de sus recorridos laborales también, aunque a ellos les cuesta reconocerlo, hay situaciones que duelen. Andrés explica que cuando sale a la calle a limpiar «hay personas malas que no me tratan muy bien». ¿Qué te hacen? «Me dicen cosas y yo vuelvo a la asociación, lo cuento y ya está, pero me hacen sentir mal», explica. Lo mismo le ocurre a Guillermo, «hay gente maleducada que nos habla fatal». Son situaciones que, aunque las borran de sus conversaciones, pesan. Jana añade que todas esas etiquetas que llevan encima «están ahí. Dentro de las malas personas, pero también de las buenas». Ellos con su ejemplo están rompiendo etiquetas, pero los prejuicios «no se van». Jana explica que, por ejemplo, cuando ella llegó a Down Vigo iba a trabajar por primera vez con personas con diversidad intelectual y síndrome de down y «no sabía qué me iba a encontrar». Tenía miedo, pero toda era por «las etiquetas». «Al final, descubres que trabajas con personas que, simplemente, son distintas a ti», explica. Ella pensaba que tenía que actuar por y para ellos, pero no había reparado en lo que pensaban. «Ahí está la cuestión, tenemos que escucharlos y tenerlos en cuenta como a cualquiera», añade. Bajo esa premisa los atienden día a día y esperan que, poco a poco, la idea capte más allá. Afirman que no son personas especiales ni superhéroes, solo con alguna dificultad añadida.

Lo cierto es que a ellos los prejuicios y las dificultades no parece que les quiten el sueño. Los asumen y los combaten o como dice Andrea, «somos unas campeonas y superamos más obstáculos que los otros trabajadores». Los demás la aplauden. Solo quieren levantarse y seguir luchando por lo que les gusta. Ana Belén quiere seguir en el albergue y salir de fiesta cuando pueda; Rober, tostar café e ir al cine; Iván, subirse a una pasarela y ser modelo; Andrés, ser diseñador de ropa urbana para skaters; Chisco, seguir consiguiendo títulos con el Celta Íntegra; Guillermo, mejorar su trayectoria como base de baloncesto; Gabriel, estar con sus amigos y disfrutar de la vida y Andrea, más de lo mismo. En definitiva, sueños normales de personas normales.

Vigo es la ciudad gallega en la que más se contrata

Desde Down Galicia explican que Vigo fue la ciudad gallega donde más contratos se ofrecieron para sus personas usuarias. Durante el 2022 se contrataron en la ciudad a 71 personas, mientras que A Coruña fueron 37, 23 en Pontevedra, 22 en Ourense, 18 en Lugo y Compostela y 10 en Ferrol. El año pasado fue el mejor de la historia de la entidad. 199 personas consiguieron empleo y firmaron un total de 219 de contratos laborales, la mayoría indefinidos.