El independentismo más violento en Vigo

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Grapo. En el año 2000, la organización intentó robar un furgón blindado de Prosegur en la carretera provincial. En el asalto, murieron dos vigilantes de seguridad y causó una gran conmoción en la ciudadanía por la vehemencia del ataque y sus consecuencias.
Grapo. En el año 2000, la organización intentó robar un furgón blindado de Prosegur en la carretera provincial. En el asalto, murieron dos vigilantes de seguridad y causó una gran conmoción en la ciudadanía por la vehemencia del ataque y sus consecuencias. XULIO VILLARINO

Un estudio recopila el paso de las organizaciones terroristas gallegas por la ciudad, desde su germen en movimiento juveniles hasta su salto a la lucha armada con atentados mortales

30 abr 2023 . Actualizado a las 13:47 h.

El patrón en Galicia fue idéntico al del País Vasco. Ocurrió hace 50 años, en 1963. Se fundó el Consello da Mocidade: jóvenes que veían insuficiente la oposición cultural al franquismo anclada en la difusión y defensa del gallego se buscaron la vida para ir más allá. Vigo tuvo su presencia y peso en aquel movimiento que pasó de los libros y panfletos impresos en la clandestinidad al activismo de calle. Del Consello da Mocidades salió en julio de 1964 un grupo más izquierdista que decidió actuar por su cuenta y retomar unas siglas ya utilizadas poco antes, UPG (Unión do Povo Galego). En este frente convivieron por poco tiempo comunistas de distinto tipo junto a nacionalistas. Estudiantes y trabajadores, la mayoría sindicalistas, se abrazaron en estos movimientos ocultos por estar prohibidos. Vigo, principal ciudad industrial del noroeste español entonces y ahora, tenía más sindicatos y devotos de la causa dispuestos pasar de las palabras a los hechos.

En 1972, todo aquello cristalizó. La huelga de Vigo de septiembre fue la mayor movilización de la clase obrera gallega en el franquismo. Hizo acto de presencia el Grapo, presentándose en sociedad. En 1974, en la UPG ya se cocía un aparato militar, en parte asesorado por ETA. Un convento en Cangas sirvió de escondite para los perseguidos policialmente. En 1975, el FRAP ya se manifestaba en Vigo, y los Grapo pasaran a la lucha armada. Se recoge en el estudio titulado Terrorismo independentista en Galicia, publicado por el Centro Memorial Víctimas del Terrorismo, con sede en Vitoria, y elaborado por el documentalista Manuel Aguilar. Recoge el nacimiento en 1968 y caída de los Grapo décadas después, pero sin que conste un año concreto. También del Exército Guerrilheiro do Povo Galego Ceive (1986-1991) y de Resistencia Galega (1995-2019). Las tres organizaciones terroristas con genética gallega que actuaron en la comunidad y que hicieron de Vigo uno de sus escenarios de la lucha armada. Como el microbús de la Policía Nacional atacado en 1988 a manos del Exército Guerrilheiro do Povo Galego Ceive.

Nada que ver con lo ocurrido en 1989, cuando el grupo terrorista quiso dar sensación de fortaleza al intentar un atentado contra el cuartel de la policía en Vigo, pero sin éxito. Ya evidenciaba indicios de estar diezmado y dividido. Un año después, una estudiante de Vigo fue la víctima mortal del atentado en la discoteca Clangor en Santiago. Pero el Exército Guerrilheiro do Povo Galego Ceive solo duró un año más con vida. Desapareció, pero no la ideología ni la voluntad de quienes consideraban que la lucha armada seguía siendo el único camino para lograr que Galicia se independizara del resto de España. Atrás quedaban los atentados en Vigo a una sucursal del Banco Atlántico y otros actos de lucha callejera. Pero el nacimiento de Resistencia Galega no puede entenderse sin el Exército Guerrilheiro do Povo Galego Ceive. Militantes de esta organización acabaron en la nueva.

Resistencia Galega. Antóm García Matos (izquierda) y Asunción Losada (derecha), últimos líderes de la banda terrorista, fueron arrestados en Vigo tras años huidos. Vivían en una casa abandonada en Fornelos de Montes.
Resistencia Galega. Antóm García Matos (izquierda) y Asunción Losada (derecha), últimos líderes de la banda terrorista, fueron arrestados en Vigo tras años huidos. Vivían en una casa abandonada en Fornelos de Montes. DONIZ

También los movimientos y asociaciones culturales y legales que pivotaban alrededor de la primera, lo siguieron haciendo con la nueva banda terrorista. Fueron años de atentados contra entidades bancarias o edificios públicos. De buscar financiación para moverse en la clandestinidad y avivar el movimiento social para defender a sus militantes presos. También de vasos comunicantes con militantes de representantes políticos nacionalistas institucionales. Muchas veces desde Vigo, donde residían activistas vinculados al independentismo radical gallego. Aquello cristalizó en el 2015, con la operación Jaro. La mayoría de arrestos tuvieron lugar en la ciudad, los investigados fueron a juicio acusados de defender cualquier medio para mantener la causa viva y la Audiencia Nacional los absolvió a todos.

En el 2019 se vivió otro episodio relevante en Vigo, el último del terrorismo en la comunidad. Los dos líderes fugados de una Resistencia Galega desde hacía tiempo en estado comatoso, Antom García Matos y Asunción Losada, fueron arrestados en la ciudad. Vivían en una casa abandonada en un monte de Fornelos y recibían ayuda de afines a la causa, por eso se desplazaron a Vigo. Su arresto en la ciudad, y posterior registro de la casa en Fornelos, supuso a efectos oficiales el punto y final del independentismo gallego.