El hombre del acordeón: «Toco para dar de comer a mis cuatro hijos»

alejandro martínez VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

M.MORALEJO

Un músico rumano intenta ganarse la vida con sus canciones en la Travesía de Vigo

30 abr 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Al final de la Travesía de Vigo, cerca de la confluencia con la calle Aragón, siempre suena un acordeón mañana y tarde. Las melodías salen del viejo instrumento de segunda mano que Nicolae Anca se compró cuando llegó a Vigo procedente de Rumanía. Su situación era de una pobreza tan extrema, que, al igual que hicieron miles de gallegos el siglo pasado, hace un año y medio se puso el mundo por montera, cogió un autobús y llegó a Vigo después de un largo viaje. «La vida allí está muy mal. Peor que aquí. No hay trabajo ni ayudas para nadie», afirma.

Antes de partir, tuvo que vender el acordeón que utilizaba en Rumanía para ganarse la vida. Porque Nicolae Anca es músico profesional. Toca el acordeón desde que tenía 9 años. Tras recibir una formación académica, tocaba en orquestas para amenizar eventos sociales como bodas o cumpleaños, hasta que los ingresos no le alcanzaban para mantener a su familia. Por eso Nicolae llegó a Vigo, con la esperanza de encontrar una vida mejor para su mujer y sus cuatro hijos.

Una vez aquí, cuando pudo reunir un poco de dinero fue a una tienda de segunda mano para buscar otro acordeón y seguir ganándose la vida como ha hecho siempre. Carga el instrumento de pie, apoyado en una tapia durante varias horas al día, mientras extrae canciones populares de su extenso repertorio. «Me gusta la música folklórica serbia y de la antigua Yugoslavia», afirma en el poco español que ha aprendido desde que llegó. Poco después de hacerlo él, viajaron a Vigo su mujer y sus cuatro hijos. Vinieron en una segunda fase porque «no tenía tanto dinero para traerlos a todos la primera vez», dice.

El primogénito tiene 20 años y además tiene tres hijas de 17, 15 y 8 años. Ni el hijo mayor ni su mujer han encontrado empleo. Por eso, el único recurso con el que cuenta la unidad familiar es el dinero que le dan los transeúntes que pasan por el sitio en el que siempre se coloca de la Travesía de Vigo. «Toco para alimentar a mis cuatro hijos. Soy el único que gana algo para mantener a toda mi familia», afirma este hombre de 46 años. Dice que hay gente generosa que siempre le echa unas monedas. Otras personas también le ayudan con alimentos, porque saben que tiene una familia que mantener. Explica que, más o menos, suele ganar en torno a los 15 o 20 euros diarios tocando en la calle. Las cuentas no suelen cuadrar nunca porque, además de los gastos básicos, debe pagar un alquiler de 350 euros por la vivienda en la que vive cerca de donde se pone a tocar. De hecho, reconoce que no lo que obtiene tocando en la calle no le alcanza para subsistir.

Por ejemplo, hace unos días se les acabó la bombona de butano y no tenían dinero para comprar otra. Eso significa que no pudo ofrecer comida caliente a sus hijos, que se tuvieron que conformar con unos bocadillos y ducharse con agua fría.

Ayer pedía para poder reunir algo de dinero para comprar una bombona de butano. Teme que en cualquier momento le puedan cortar la luz, puesto que tampoco ha podido reunir dinero para pagar la factura de este mes. Reconoce que, si pudiera, optaría a un puesto de trabajo, pero lamentablemente no le ha salido ninguna otra ocupación. Mientras tanto, no deja cada día de acudir a su rincón de la Travesía de Vigo para animar a los viandantes que pasan frente a él y llevarles un poco de alegría con la música de su acordeón.