El Ayuntamiento de Bouzas vivía del campo y de la mar en 1898

j. miguel gonzález fernández VIGO

VIGO CIUDAD

Población, sociedad y economía estaban bastante atrasadas

26 mar 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Era el mismo año nefasto de la guerra de Cuba, en 1898, cuando se elabora un padrón municipal en el Ayuntamiento de Bouzas que en nada acabaría agregado a Vigo. A pesar de que su calidad no es óptima, ofrece los suficientes datos como para hacernos una idea de cómo era el distrito municipal en diversos aspectos, y así conocer lo que aportó con la fusión.

El Ayuntamiento de Bouzas ocupaba una superficie de 31 kilómetros cuadrados (casi una tercera parte del actual municipio olívico), mientras que su vecino Lavadores tenía una extensión de 71 kilómetros cuadrados, algo más del doble, y Vigo apenas ocupaba 7,5 kilómetros cuadrados, pero la aventajaba en efectivos demográficos puesto que tenía por cabecera una ciudad en plena expansión. En su misma línea estaban distritos municipales como Nigrán, Pazos de Borbén, Salceda de Caselas, etc. por lo que cabe considerar al de Bouzas como de tamaño medio.

Por aquel entones, contaba con 8.302 habitantes, de los que 1.191 (14 %) residían en la villa, de lo cual se infiere que era de cierta entidad, a la que Vigo en su momento condenará al olvido. Las cifras brutas de población eran más elevadas, sobre todo por su mayor extensión, en Coruxo (1.788), Matamá (1.275), Coia (1.075) y Oia (1.088); las que menos Alcabre (375) y el pequeño anexo de Saiáns (152). Esto no es tan relevante como las magnitudes de densidad demográfica, siendo la mayor de nuevo en Coruxo, con Alcabre y Navia; Coia de aquella se situaba en el último lugar !Quien lo diría ahora!.

Solo el 28 % de la población de ambos sexos estaba «alfabetizada», es decir sabían leer y escribir, aunque muchos tendrían unos conocimientos rudimentarios. El 2 % estaban considerados semianalfabetos, niños en edad escolar. Las parroquias con mayor porcentaje, además de la villa a la cabeza, eran Saiáns, Navia y Matamá. Había notables diferencias entre varones y mujeres, de manera que los primeros lo estaban unas 2,5 veces más.

Se vive en una sociedad muy atrasada en la enseñanza, sangrante en el caso de ellas, que casi no asistían a la escuela. Por el contrario, es completa entre los sectores sociales más elevados: comerciantes, industriales y algunas familias de labradores acomodados.

No podemos pasar por alto la lacra de la emigración. Ese 3 por ciento del se queda muy corto, destacando Matamá y Coruxo. El continente de recepción era América, con preferencia por los países del Río de la Plata, ambos muy ricos. Apenas marchaban mujeres, siendo sobre todo masculina y a mitad entre solteros y casados, casi todos de extracción muy humilde (jornaleros, sirvientes, pescador...) y de entre 20 y 39 años, jóvenes.

Los forasteros y sus familias no gallegos y extranjeros que llegaban suponían un 14 %. Entre los que no nacidos en Bouzas encontraban el clero parroquial, los profesores, los industriales, los carabineros del cuartel de la rúa do Cruceiro. A nivel más modesto, las sirvientas son de zonas próximas, igual que los marineros (de la ría), mientras que los canteros eran de Terra de Montes y los zapateros de Noia, teniendo ambos fama de buen hacer por su origen.

Atendiendo a las profesiones nos encontramos con una sociedad fuertemente tradicional. Como era de esperar en un mundo predominantemente rural la gran mayoría eran calificados de labradores y jornaleros que trabajaban la tierra y, si acaso, apacentaban el ganado. Le siguen en importancia los marineros y fogoneros; en Bouzas, tenían su base 32 buques de pesca dedicados a la captura dela merluza y el Ollomol, que alijaban 1.000 toneladas al año, estando la propiedad diversificada con un máximo de 10 socios, algunos de los cuales, caso de Freire, Márquez, Montenegro o Armada, marcarán época.

Los peones camineros estaban en Coruxo y los canteros (63) en Matamá. El resto lo conformaban una enorme variedad de artesanos «simbióticos», que trabajan la tierra y manufacturaban a tiempo parcial.

Un pequeño grupo de funcionarios (nueve maestros, seis carabineros), otro de profesiones liberales (médico, agrimensor), un par de comerciantes y tres fabricantes de chocolate foráneos. La más rica era doña Antonio Pequeño, de Alcabre pero oriunda de Vigo, con una doncella, una cocinera y dos jornaleros a su servicio.

Historiador y miembro fundador del Instituto de Estudios Vigueses