Revocan el despido de un contramaestre que hurgó en los sujetadores de una científica en un barco oceanográfico de Vigo

E. V. Pita VIGO

VIGO CIUDAD

Oscar Vázquez

La doctora grabó un vídeo con un móvil oculto en su camarote para pillar al intruso, que era un suboficial y antiguo novio. El juez cree que la investigadora marina le tendió una trampa

14 mar 2023 . Actualizado a las 16:30 h.

Un contramaestre de un buque oceanográfico de Vigo fue despedido después de que una científica grabase un vídeo en el que lo pilló entrando a hurtadillas en su camarote, revolviendo en prendas íntimas y hurgando y mirando sus sujetadores. La empresa Tecnologías y Servicios Agrarios SA despidió fulminantemente al suboficial por abuso de confianza tras ver las imágenes del vídeo pero ahora un juez ha revocado la desvinculación y obliga a la firma a readmitir a su empleado o indemnizarlo con 2.684 euros.

La razón de declarar improcedente el despido es que el magistrado tuvo en cuenta que el contramaestre y la investigadora marina habían tenido un romance en la campaña anterior y ella, mientras se cambiaba de ropa, le había dado permiso alguna vez para entrar en su camarote a coger su móvil, lo que le genera dudas. El juez tampoco descarta que la científica le tendiese una «trampa» a su exnovio, con el que no se llevaba bien.  Además, el vídeo solo muestra un minuto de metraje y la grabación duró una hora, por lo que pudo ser cortado de forma interesada. 

Los hechos se remontan a la campaña Flemish Cap 2022 a bordo del buque oceanográfico «Vizconde de Eza», con base en Vigo, entre el 4 de julio y el 25 de agosto del 2022. La mujer sospechaba que alguien había entrado hasta cuatro veces en su camarote a hurtadillas a husmear en sus enseres personales. Por ello, colocó un móvil oculto en su catre y pilló a su exnovio, el contramaestre, entrando en el camarote, revolviendo en sus pertenencias y observando sus sujetadores. El vídeo se lo enseñó a dos tripulantes y la empresa despidió en septiembre del 2022 al contramaestre por invadir el camarote de la científica, un espacio privado e inviolable. Además, la empresa le reprocha que en el parque de pesca insultó a su antigua pareja y la llamó «tonta y borracha» delante de otros tripulantes. 

El juez admite que las cosas no iban bien entre ellos porque ella tenía una nueva pareja, pero que él había iniciado la riña fuera de horario laboral con su sustituto y en la que intermedió ella. Por todo ello, el juez declara el despido improcedente.