El hospital de caracoles de Holly

alejandro martínez VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

XOAN CARLOS GIL

Una mujer británica afincada en Vigo afirma que estos animales son fáciles de cuidar

11 mar 2023 . Actualizado a las 23:20 h.

Los caracoles también pueden ser mascotas. No es frecuente en Vigo que nadie los tenga como animales de compañía, pero en otros países son muy populares. Por ejemplo, en el Reino Unido o en Estados Unidos. Y Holly Goward es una mujer de nacionalidad británica afincada en Vigo y gran amante de estos animalitos indefensos. En una habitación de su domicilio los tiene y los cuida como si fueran sus seres más queridos. Posee especies de caracoles exóticos que ha conseguido a través de internet, pero también ha reservado un espacio a otros que son autóctonos y que se encuentran en fase de recuperación.

Son caracoles que se encuentra por la calle en muy mal estado porque se han caído, se les ha roto la concha o se encuentran donde no deben. Suele pasar mucho en verano. Si permanecen mucho tiempo al sol, se secan y se caen. «La gente los pisa y me da pena», afirma.

Antes de que formen parte de la dieta de algún pájaro, los recoge y se los lleva a su casa. Su pequeño hospital es un acuario donde ha formado un ecosistema autosostenible. Allí crecen las plantas cuyas hojas se comen los caracoles en fase de observación y los isópodos cierran el ciclo comiéndose los residuos generados. «Son el servicio de limpieza», afirma. Pasado un tiempo, una vez que los caracoles se han fortalecido, los devuelve a su hábitat natural cualquier día de lluvia, pero en un espacio que sea seguro para ellos y puedan volver a desarrollar su ciclo vital. Holly afirma que le gustan los caracoles porque cuidarlos y mantenerlos le aporta mucha tranquilidad. La habitación de los caracoles de su casa es como «un espacio zen», afirma. «Son súper silenciosos. Aunque digan que es un animal que no reconoce porque son ciegos y sordos, sí que lo hacen por el olor, les puedes dar de comer en la mano y lo cogen». Una muestra de que están contentos es cuando bajan las antenas. Afirma que son muy fáciles de tenerlos en casa. No les debe faltar un hueso de sepia para que les aporte el calcio que necesitan en su dieta. «Es mi gran búsqueda en las pescaderías», afirma. Por lo demás, los caracoles comen de todo. Les encanta la lechuga, el coco rallado, el huevo cocido, la berenjena, la zanahoria o el calabacín. Su golosina preferida es el pepino. «Les encanta, es un capricho enorme para ellos», afirma.

En su domicilio tiene muchos caracoles, de unos 22 tipos diferentes. Los guarda en unas cajas de plástico donde pueden estar tranquilos con la humedad adecuada. Holly emplea unas dos horas al día en mantenerles su espacio limpio para que estén felices. Les quita la comida que sobra, que se la comen los isópodos. «Son impresionantes, mantienen todo limpio», dice. Afirma que desde que era niña siente una gran predilección por los caracoles.

Fue durante la pandemia cuando se volvió a aficionar a tenerlos en casa. Holly es profesora del inglés y con el teletrabajo tiene más tiempo para cuidarlos. Además de los caracoles autóctonos que se encuentra en la calle tiene ejemplares traídos de fuera, que destacan por sus grandes dimensiones. Tiene especies que son originarias del continente africano, de Vietnam o de Cuba y también de Alemania. Afirma que son muy fáciles de cuidar. Lo importante es mantenerlos a la temperatura y humedad adecuada. Ella los tiene a un 70 % de humedad. Muchos de ellos están adormecidos en invierno.

Su familia de animales ha aumentado hace poco tiempo con unas mantis religiosas encontradas en Portugal que le han regalado.