Zonas de bajas emisiones en Vigo: ni están ni se las espera

Antón lois AMIGOS DA TERRA VIGO@TIERRA.ORG

VIGO CIUDAD

XOAN CARLOS GIL

Según la normativa, ya deberían estar en marcha desde hace más de un mes y medio

13 feb 2023 . Actualizado a las 23:35 h.

Pues parece ser que hay vida inteligente más allá de Praza do Rei y el pasado domingo casi una veintena de colectivos sociales de todo tipo perturbaron por un momento la plácida pax abeliana para exponer sus quejas en la calle, ante la imposibilidad de hacerlo frente al gobierno municipal. No debería ser necesario recordar que la crítica es un saludable y legítimo derecho democrático y que el derecho a la participación, al menos en lo ambiental (que es casi todo) no es una merced que discrecionalmente otorgue ningún alcalde, sino un derecho legal de la ciudadanía reconocido en la ley 27/2006.

Los colectivos se organizan no solo para protestar, sino para plantear alternativas que en la mayoría de los casos solo obtienen el silencio por respuesta. Uno de los asuntos en los que se trabaja es la implementación de las zonas de bajas emisiones (ZBE). Según la normativa, ya deberían llevar mes y medio en marcha, pero ni están ni se las espera. Para ello se empieza con un diagnóstico. El grupo municipal de Marea de Vigo invitó el pasado viernes a la tribu ecologista para exponer el estado de la cuestión y sus propuestas. Algunos de estos datos ya se fueron publicando parcialmente en estas páginas, pero ahora van completos. Les adelanto que el panorama no invita al optimismo, y justifica la necesidad de las ZBE. Todos ellos proceden de distintas fuentes oficiales. En Vigo hay más de 197.000 vehículos registrados (la ciudad peninsular con más coches por habitante) pero según el Ministerio de Fomento (2019) cada día entran en la ciudad casi 100.000 vehículos más solamente contando dos puntos de entrada (AP-9 con 54.512 y avenida de Madrid con 39.193) Todos aparcados en línea podrían hacer que una ardilla llegase a Madrid saltando de coche en coche. El tráfico en Vigo emite, según los informes de oficio del Valedor do Cidadán, 735.946 toneladas anuales de CO2 y otros gases de invernadero (año 2012, último recogido en sus informes) o lo que es lo mismo, 2,4 toneladas anuales por habitante.

El transporte por carretera representa el 96,92 % del total de emisiones del transporte y es el que más se ha incrementado, porque aunque los coches son más eficientes y contaminan menos… cada vez tenemos más coches. La contaminación por partículas PM2,5 supera muchas jornadas en Vigo en 5,8 veces las recomendaciones de la OMS.

Todos estos coches producen víctimas. Solamente el año pasado se produjeron en Vigo 2.038 accidentes de tráfico, con 1.099 personas heridas (y dos fallecidas). Salimos a tres víctimas por accidentes de tráfico diarias. Y estos coches ocupan mucho: para los coches destinamos entre 3 y 4 veces más espacio público que para las personas (y convertimos los parques en parkings como decía el tristemente desaparecido arquitecto Jaime Garrido).

No olvidemos el ruido, en una ciudad ya acústicamente saturada. El entonces Ministerio de Medio Ambiente, en su informe estratégico de ruidos, destacaba a Vigo como la ciudad con mayor contaminación acústica de España a causa del tráfico. Con este diagnóstico el tratamiento que se nos ofrece es construir más vías de alta capacidad, que viene siendo curar un coma etílico con lingotazos de whisky, o túneles como si esconder bajo la alfombra el problema lo resolviera.

Los colectivos sociales elaboramos alternativas, que presentaremos en otra entrega, y pedimos poder participar en el diseño de nuestra ciudad. En una sociedad democrática no deberíamos tener que pedirlo.