Donde redoblan las campanas más singulares

Jorge Lamas Dono
jorge lamas VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

Casi todos los templos tienen estos instrumentos, que todavía sirven para anunciar acontecimientos

12 feb 2023 . Actualizado a las 00:22 h.

Concitan halagos, pero también quejas. Aportan alegría y admiración, pero también, en ocasiones, transmiten tristeza, dolor e incluso la inminencia de un peligro. Son las campanas que coronan las iglesias y las catedrales del mundo cristiano, y que deben su nombre a la región de Campania, en Italia, debido a que fue allí donde se emplearon por primera vez en una iglesia, allá por el siglo V. Dos siglos después, un papa ordenó que todas los templos tuvieran esos elementos para convocar a los fieles. Desde entonces, los campaneros han creado un código de comunicación con sus vecinos, que ahora se está perdiendo debido a la transformación experimentada por la sociedad. Tantos son los cambios que, en muchos casos, ya no es necesario tirar de las cuerdas para tañer las campanas; desde un teléfono móvil, mediante una aplicación, es posible repicar el bronce y, de hecho, así ocurre en la actualidad.

En cualquier caso, el toque manual de campanas español forma parte desde finales del pasado año de la Lista Representativa de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la Unesco, lo que indica la singularidad de este lenguaje.

La mayoría de las campanas existentes en la diócesis de Tui-Vigo fueron, y siguen siendo, hechas en la metalurgia de la familia Ocampo, situada en Arcos de la Condesa, municipio de Caldas de Reis. Explican los hacedores de campanas que la sonoridad de estos elementos depende de la mezcla de sus metales, pero lo más habitual es una combinación de bronce y cobre con un parte menos de estaño.

Mientras que la campana en uso más antigua de España está en la catedral de Oviedo y fue realizada en 1219, en la zona se sitúan en Tui y en Baiona. El experto en campanas Estanislao Fernández de la Cigoña _autor del libro O falar das campás_ dató en el siglo XVI los bronces de la Torre del Reloj de la villa real. Concretamente, en 1551, según una inscripción situada en su superficie. Sin embargo, en la página web especializada en campanas, campaners.com, se indica que uno de los bronces de la catedral de Tui es del año 1511. Claro que en este caso ya no avisa de nada. Se denomina Santa Ana y estaba destinada a dar las horas.

En la catedral de Tui se concentra el mayor número de campanas, aunque, en la actualidad, no se utilizan todas. Son doce, de pesos tan variados, como los 2.601 kilogramos de la conocida como María, fundida en 1826 por el portugués José Féliz Pereira dos Santos, o los nueve kilos de la campana de señales situada en la sacristía. Hace diez años, en la catedral de Tui se recuperó, tras su restauración, el sonido de su matraca, compuesta por ocho tablones de madera con 16 martilletes que, al golpearse, produce un sonido que se usaba tradicionalmente en Semana Santa. La pieza data del siglo XVIII. La matraca se usaba tradicionalmente en los pueblos durante Semana Santa para sustituir el repicar de las campanas, que debían permanecer en silencio hasta el Domingo de Resurrección.

En Vigo, en la concatedral basílica de Santa María, en la torre norte están las campanas litúrgicas, que son cuatro antiguas y grandes en la parte baja (dos del siglo XX, una del XIX y otra del XVIII) y dos pequeñas y modernas en la parte alta, ambas del 2000, año en el que fueron refundidas, «perdendo o valor das anteriores, moi diferentes epigráficamente e sonoramente», tal como señala Mateo Vázquez Ares. Como curiosidad, la campana, llamada de Santa María en la torre norte, de 1876, luce la inscripción: «Soy que en alto suena a María gracia plena».

La Industriosa, taller de Antonio Sanjurjo Badía, dejó una campana en Vigo, concretamente en la iglesia de San Francisco de O Berbés, en donde todavía se puede escuchar su sonido. De ese mismo taller salieron las campanas de la iglesia de San Martiño de Moaña. Fue en el último tercio del siglo XIX. Curiosamente, la iglesia del Carmen, también en Moaña, recibió sus campanas el pasado mes de diciembre, varias décadas después de su construcción. Durante todo ese tiempo, el sonido de las campanas procedía de una grabación.

Catálogo vigués

En 1996, el Concello de Vigo, a través de la colección Datos, editaba el libro Os sinos dos tempos. Campás de Vigo, de Xerardo Dasairas Balsa. En la obra se recogían los campanarios y campanas que sobrevivieron a los distintos avatares históricos y sociológicos ocurridos en el municipio. Dividida en dos partes, la primera incluye un inventario de las campanas todavía existentes en Vigo, y la segunda ofrece un ensayo sobre su origen, fabricación, evolución y tradiciones, acompañadas por fotografías, dibujos y gráficos explicativos. Algunos datos de este reportaje se tomaron de ese libro, como, por ejemplo, que la ermita de A Guía carece de campanas.

Curiosa es la historia de la campana de la ermita de San Cayetano, en A Guarda. Dicen las crónicas antiguas que la campana de la ermita avisaba a los navegantes de la cercanía de la costa, y que su actual bronce fue donado en 1735 por el capitán de un barco inglés que evitó el naufragio debido a este templo costero.

Pero también el sonido de las campanas acarrea quejas por parte de vecinos como es el caso de la ex colegiata de Cangas, donde se han producido denuncias por sobrepasar los decibelios permitidos por la ley. Algo similar ocurrió hace unos años en Aldán. Pero también se ha dado el caso del robo de campanas, como ocurrió no hace mucho en la parroquia de San José de Prado, en Gondomar. Los ladrones descolgaron un bronce de cien kilos de peso.