Adiós a José Domíguez, el cura del cuarto de millón de misas

La Voz VIGO / LA VOZ

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Tenía 90 años y ejerció el sacerdocio en el templo de San Pablo, de O Calvario, y en el colegio Montecastelo

10 feb 2023 . Actualizado a las 00:49 h.

José Domínguez, fallecido a los 90 años, era un religioso que dejó huella en Vigo, donde residió casi toda su vida. La dejó, sin duda, en el colegio Montecastelo, donde fue capellán durante muchos años. Pero antes fue párroco titular en la iglesia de San Pablo, en la calle San Roque, en el corazón del barrio de O Calvario. Cuando cumplió medio siglo de sacerdocio, José Domínguez calculaba que habría oficiado más de un cuarto de millón de misas y recordaba que era conocido como «el cura comunista» que iba a las cárceles para dar apoyo a jóvenes que estaban entre rejas, aunque el mote le venía más bien porque su padre y su hermano sí eran militantes del partido de la hoz y el martillo, y su progenitor nunca le apoyó en su decisión de ejercer el sacerdocio.

Aún así, a pesar de la oposición familiar, siguió ese camino vocacional que en principio llegó a plantearse cruzando el charco para tomar los hábitos en Argentina, aunque un canónigo tudense le convenció de que se quedase en Galicia.

Don José tuvo una larga trayectoria vital que pareció que se le escapaba varias veces, pero, milagrosamente, se recuperó de sustos como el que le dejó cuatro meses en coma tras tener un terrible accidente de coche en el que se despeñó por un tarraplén, o el ictus que sufrió no hace mucho tiempo, del que también se recuperó. José Domínguez tenía fama de gran comunicador, de persona cercana y amable que entregó su vida a divulgar la palabra de Dios. Era un gran devoto de la virgen de Fátima, cuyas apariciones estudió profusamente, así como otros enclaves donde tuvieron lugar apariciones marianas.

El sacerdote era natural del lugar de Luneda, en el municipio de A Cañiza, donde será enterrado después del funeral que se celebrará este viernes, a las 16.00 horas, en la iglesia de Fátima. Será tras el velatorio en las dependencias funerarias de Emorvisa, en Pereiró.