Elogio de la helada

Antón lois AMIGOS DA TERRA VIGO@TIERRA.ORG

VIGO CIUDAD

Antón Lois

CHEQUEO AL MEDIO AMBIENTE. Este proceso natural desaparecerá del área de Vigo a finales de este siglo, aunque son necesarias para la conservación de la vida y de algunos cultivos

07 feb 2023 . Actualizado a las 00:26 h.

Seguramente estos días, especialmente quienes viven en el entorno rural de Vigo, habrán disfrutado al amanecer del gélido espectáculo de ver los campos cubiertos por el manto blanco de las heladas. Parece algo normal en invierno, pero si hacemos memoria de la cantidad de días que podíamos ver este paisaje helado hace apenas unas décadas y ahora la conclusión de lo que percibimos (y la ciencia confirma) es que las heladas invernales cada vez son más excepcionales, duran menos días y son menos intensas.

Es un problema, porque muchas piezas del mosaico que forma la naturaleza necesitan este frío a ras de suelo. Los insectos e invertebrados terrestres se refugian del frío excavando más profundamente sus galerías, y esto resulta fundamental para oxigenar el subsuelo. En una sola cucharada de tierra fértil viven unos cien millones de bacterias, casi medio millón de hongos y un cuarto de millón de algas (de ahí la importancia de la humedad). Toda esta vida microscópica subterránea, base y soporte de toda la vida visible, incluida nuestra especie, necesita respirar. Que nuestras amigas las miñocas, por ejemplo, profundicen en sus galerías huyendo del frío consigue ese aporte de oxígeno indispensable.

Las heladas también cristalizan la humedad de la tierra, fragmentándola y aumentando su porosidad, y a medida que sube la temperatura diurna el deshielo aporta humedad de forma gradual con la máxima eficiencia.

Muchos cultivos necesitan el frío para desarrollarse, aprovechando que el mismo es un eficaz plaguicida y les proporciona una ventaja cuando llegue la primavera (y los agricultores no tienen que estar preocupados por el riego). Acelgas, espinacas, rúculas y los imprescindibles grelos mejoran su sabor cuando soportan las heladas.

Con las heladas se ralentiza el crecimiento vegetativo de las plantas, que a cambio desarrollan más raíces y les ayudarán a ser más eficientes para absorber los nutrientes del suelo cuando llegue la primavera. Por este motivo las heladas de febrero son el mejor momento para plantar frutales (aunque en algunos casos se deben proteger, especialmente los cítricos), a los que el frío ralentizará su floración hasta la llegada de la primavera.

El cortejo de las aves

Y no olvidemos o casamento dos paxariños, que la tradición popular sitúa certeramente coincidiendo con la celebración de la candelaria. Efectivamente, muchas especies de aves (y no solo aves) empiezan estas fechas su cortejo nupcial y en las charcas, esperando que el hielo se lo permita, empiezan la puesta de tritones y salamandras.

Para muchos insectos madrugadores (y para muchos insectívoros) las flores tempranas de uces y carqueixas sobre la helada son su primera fuente de recursos en una larga temporada. Esto debería suceder si el cambio climático no lo estuviera trastocando todo. Pero es un hecho que lo está haciendo.

Podría parecer anecdótico este elogio de las heladas, pero en el informe CLIGAL, la mayor recopilación de datos medidos y contrastados sobre las evidencias del impacto del cambio climático en Galicia se hacía una predicción con base en los datos existentes: todo el entorno de Vigo y su área metropolitana serán, a finales de este siglo, una zona libre de heladas. Por eso queríamos hacer este elogio, porque la desaparición de las heladas y sus consecuencias no constituirán una buena noticia.