Los centros de salud de Vigo revisarán los fármacos de 7.000 personas para corregir posibles problemas seguridad

Ángel Paniagua Pérez
Ángel Paniagua VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

Oscar Vázquez

La medicación es la primera causa de efectos adversos de la asistencia sanitaria

05 feb 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Los farmacéuticos de los centros de salud de Vigo van a revisar este año la medicación de 7.300 personas para evitar que se produzcan problemas de seguridad. «La medicación es la primera causa de efectos adversos relacionados con la asistencia sanitaria», explica la subdirectora de prestación farmacéutica del área sanitaria de Vigo, Isabel Rey. Por eso, existe un programa gracias al cual los farmacéuticos del Sergas controlan la prescripción pacientes crónicos y que toman varios medicamentos, normalmente más de cinco al día.

Ese programa de prácticas seguras comenzó controlando a los ciudadanos que tenían indicados más de 15 fármacos diarios. Ahora ha cambiado el planteamiento. Establece 15 criterios generales para incluir pacientes. Son cuestiones técnicas. Un ejemplo son los medicamentos antiagregantes plaquetarios. Estos fármacos suponen un riesgo de que el paciente sangre, porque su función es precisamente que las plaquetas no se agrupen y formen coágulos. Si el paciente tiene pautados dos o más de estos fármacos durante doce meses, tiene un riesgo de sangrado que no es despreciable, y entonces el farmacéutico lo revisa. Que tenga estos medicamentos pautados puede tener un sentido médico. Por eso se revisa, y si hay problemas, se actúa.

Son hasta 15 criterios y hay 6.600 personas que los cumplen y que van a ser revisadas a lo largo del año.

Además, existen otros seis indicadores específicos para los opioides. Este grupo de medicinas se emplean para combatir el dolor. «Son muy eficaces, pero pueden generar dependencia», dice Isabel Rey. Por eso también se revisan estos casos. Hay 700 personas incluidas en este grupo.

Para esta actuación se elabora un listado con todos los pacientes del área de Vigo que cumplen los criterios y se reparten entre los farmacéuticos de atención primaria. Cada uno va revisando cada caso. Comprueba para qué dolencia se le ha prescrito y si va a ser eficaz y segura. A veces hay varios medicamentos que por sí solos no provocarían problemas, pero que pueden interactuar. El farmacéutico puede constatar que está todo bien o puede hacer una propuesta de intervención; por ejemplo, intercambiar un fármaco por otro o reducir una dosis. «También se revisa la hoja de medicación activa, porque puede haber prescripciones que debían estar finalizadas y que siguen ahí y pueden generar confusión», dice la subdirectora.

Al médico de familia le llega la propuesta del farmacéutico a través de un aplicativo informático, y es quien toma la decisión final. Si hay cambios, suele avisar al paciente o a su cuidador. Algunos de estos ejemplos son medicamentos distintos para el mismo fin. Por ejemplo, un paciente ha ido a urgencias y le han pautado un fármaco, pero ya tenía prescrito uno similar en el centro de salud. La intervención consiste solo en anular uno.

Según Isabel Rey, el personal de enfermería también juega un papel importante. Se encarga de entrevistar a los usuarios para detectar posibles problemas con los fármacos, como efectos secundarios o problemas de adherencia al tratamiento. La enfermera pide al usuario o a su cuidador que acuda a consulta con la bolsa de medicamentos.

En unas semanas está previsto que las farmacias comiencen un programa para la preparación de sistemas de dispensación, similares a pastilleros, de modo que el paciente ya tenga todo preparado para una o dos semanas, con las dosis exactas que debe tomar cada día.

Un control de las medicinas de los mayores ingresados

Uno de los programas de seguridad que el área de farmacia de Vigo quiere potenciar es el de revisión de la medicación de los pacientes que han sido ingresados en el hospital. Comenzó en una planta del servicio de medicina interna del Hospital Álvaro Cunqueiro, aunque se paró con la pandemia de covid-19. Hace más de un año se extendió a todo ese servicio. La idea es que las personas mayores de 75 que han estado ingresadas se les revisa toda la medicación que tienen prescrita después de recibir el alta. Lo hacen los farmacéuticos de los centros de salud. Isabel Rey explica que estas transiciones suelen llevar aparejados cambios en los fármacos indicados, y esto puede provocar desajustes y hasta problemas de seguridad. Por eso, en las primeras 48 horas desde el alta el farmacéutico revisa todo. Si hay cambios, el médico o la enfermera se lo transmiten al usuario.

El programa está funcionando ahora con interna, «pero queremos extenderlo a más servicios del hospital», dice Isabel Rey. Será en los próximos meses, aunque todavía so se ha decidido