Un juez retira una multa en Vigo: las personas con discapacidad pueden aparcar en sus plazas sin restricciones

alejandro martínez VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

M.MORALEJO

El Concello sancionó a una usuaria que dejó su coche estacionado de noche con la tarjeta a tres kilómetros de su casa

01 feb 2023 . Actualizado a las 23:34 h.

Una derecho que es de sentido común y que, sin embargo, ha tenido que judicializarse para que el Concello lo reconozca. Las personas con discapacidad reconocida que dispongan de la tarjeta de estacionamiento pueden aparcar en cualquiera de las plazas destinadas a ellos en la ciudad durante el tiempo que necesiten. Un juez de Vigo acaba de anular la multa que la Policía Local impuso a una mujer con diversidad funcional que había dejado el coche aparcado correctamente en una de estas plazas y con la tarjeta bien visible. El Ayuntamiento le aplicó la sanción porque el vehículo permaneció toda la noche a más de tres kilómetros de su casa. La grúa se llevó el vehículo al depósito municipal. Impuso a la conductora una sanción de 200 euros, más otros 140 euros que tuvo que pagar en concepto de tasa por retirar el turismo del depósito. La mujer presentó una alegación, pero la concejalía de Seguridad confirmó la multa dictada en el expediente sancionador.

Los hechos sucedieron en abril de 2021. La conductora tiene reconocido un grado de discapacidad de un 67 % con carácter definitivo por una limitación específica para la movilidad. Estas circunstancias personales propiciaron la expedición a su nombre de la tarjeta de estacionamiento para personas con minusvalía, que tiene desde el 2005. Poco antes de las cuatro de la tarde, aparcó su coche en una plaza específicamente reservada para personas con discapacidad a la altura del número 49 de la calle Ronda de Don Bosco. Llevaba colgada del espejo retrovisor interior la tarjeta que le habilitaba para aparcar ahí de modo perfectamente visible desde el exterior. Dejó el coche aparcado en ese lugar porque no halló ninguna otra plaza libre más cercana a la Escuela Municipal de Artes y Oficios, donde aprende pintura. Finalizadas las clases aquel día, se sintió indispuesta. La mujer no se veía en buenas condiciones para conducir, por lo que solicitó a una compañera del curso que la llevara a casa. Su coche quedó estacionado en el lugar en que lo había dejado unas horas antes.

A la mañana siguiente, recibió una llamada telefónica de un agente de la Policía Municipal, que le preguntó dónde se encontraba. La mujer respondió que se hallaba en su domicilio, en un barrio de la parte alta de la ciudad, a unos tres kilómetros y medio de distancia del lugar del estacionamiento. Inmediatamente después de ese contacto telefónico, se confeccionó un boletín de denuncia por estacionar en una zona señalizada para uso exclusivo de discapacitados, sancionable con 200 euros de multa.

Ese mismo día, cuando se dirigió a recoger el vehículo, comprobó que este había sido retirado de su estacionamiento y trasladado al depósito por una grúa municipal. Para su recuperación, abonó la tasa de 140 euros.

La sentencia

El juez reconoce en la sentencia que la conductora cumplía con todos los requisitos para dejar su coche aparcado en una plaza para personas con discapacidad. «De ninguna manera exige la normativa analizada que la persona poseedora de esa tarjeta estacione exclusivamente cerca de su domicilio, de su lugar de destino o de donde quiera que sea», expresa en la sentencia. Reconoce que este colectivo de usuarios puede aparcar «en cualquiera de las plazas, en cualquier circunstancia y en cualquier momento, máxime cuando no están afectadas por la delimitación horaria de zona XER». El juez señala además en el fallo que «quien tiene la obligación de dotar de suficientes plazas de estacionamiento reservado para que las personas con este tipo de minusvalía puedan aparcar fácilmente en la ciudad, evitándoles incómodos desplazamientos es el Ayuntamiento». El juez ordena al Concello que devuelva a la ciudadana el dinero que pagó por la multa.

Vigo cuenta con un total de 589 plazas reservadas para personas con discapacidad que tienen movilidad reducida, según un informe municipal de 2014. Se trata de una cantidad que a Cogami le parece insuficiente, sobre todo en los lugares más concurridos de la ciudad, como la zona centro o las inmediaciones de los equipamientos públicos, según expresa el coordinador de Accesibilidad y miembro de la directiva, Álvaro García. «Cando imos ao hospital ou centro de saúde, nunca temos sitio. Unha persoa con discapacidade precisa de proximidade, porque se non ten un problema», afirma.

Legalmente, tiene que haber una plaza reservada para personas con discapacidad por cada 40 ordinarias. Para aparcar en ellas es necesario la tarjeta que se da a todas los usuarios con la calificación de movilidad reducida, y otras circunstancias adicionales como personas que no pueden hacer uso del transporte público. También es posible tener una plaza nominativa, poco regulada en la ordenanza municipal, que son para el uso de las personas que las solicitan. Las tarjetas solo las pueden usar sus titulares, aunque desde Cogami reconocen que se da mucha picaresca. Por ese motivo, piden un uso basado en la necesidad, porque la problemática que están causando es grande. También hay quejas porque están vacías, pero es para que quienes lo necesiten las puedan usar.