El crimen del profesor jubilado de Vigo cumple un año con el trabajo policial resuelto

Javier Romero Doniz
JAVIER ROMERO VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

Benito Torreiro (izquierda) fue asesinado por David Macía (derecha) el 28 de diciembre del 2021.
Benito Torreiro (izquierda) fue asesinado por David Macía (derecha) el 28 de diciembre del 2021. LA VOZ

David Macía permanece en A Lama desde su arresto sin causar incidentes y a la espera del juicio, una vez que la instrucción de la Policía Nacional ha finalizado

28 dic 2022 . Actualizado a las 18:47 h.

David Macía Castro (Monforte, 2000) llegó a Vigo el 26 de diciembre del año pasado. Por la tarde, desde su teléfono, reservó una habitación en el Hotel Atlántico, en la calle García Barbón. Ya de noche, accedió a la estancia. El 27 trasladó su deseo de quedarse otra jornada. Al día siguiente, 28, hace hoy un año, a partir de las 20.30 horas, el profesor jubilado Benito Torreiro fue asesinado en su piso del 136 de la calle Areal. Macía regresó al hotel pasadas las tres de la madrugada con la intención abonar lo adeudado, superior a 300 euros. La tarjeta no respondió y, al día siguiente, lo abonó en efectivo. Aparentó normalidad pese a, según los cargos, haber degollado y golpeado a Torreiro hacía escasas horas.

Macía utilizaba varios teléfonos móviles, pero el principal, al que más uso daba, lo geoposicionó muy próximo a la escena del crimen en la franja horaria en la que se cometió el asesinato. La diligencia de triangulación geográfica del dispositivo móvil de Macía Castro fue una de las últimas realizadas por el grupo II de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de la Policía Nacional de Vigo-Redondela, que ya resolvió policialmente el caso al entregar toda la documentación de su competencia en el Juzgado de Instrucción número 5 de la ciudad para concluir el procedimiento e ir a juicio.

Macía, mientras, permanece en la cárcel de A Lama a la espera de que llegue el día de sentarse en el banquillo de los acusados. No ha estado en otra prisión y no hay previsión de traslado por su buen comportamiento en el año que lleva encerrado en el penal de la provincia.

La investigación de la UDEV evidencia que, hace hoy un año, día de los Santos Inocentes, Macía, de tarde, hacía compras en varios comercios del centro de Vigo con la tarjeta de Benito Torreiro. Existe la duda de si el uso fue consentido o se la hurtó. Torreiro, pasadas las 20 horas, intercambió mensajes de WhatsApp con un amigo. Ya a las 20.30 Torreiro realizó la última llamada. Su interlocutora no detectó nada raro en él. Lo siguiente fue morir asesinado por un motivo que aún se desconoce. El estudio forense del cadáver sí revela que el autor actuó «motivado por un impulso vehemente e irracional».

La escena del crimen resultó dantesca cuando los agentes accedieron a la vivienda ocho días después, el 4 de enero. Sobre la mesa del salón, un cuchillo de cocina ensangrentado y una bola con una huella que pertenece al presunto asesino, David Macía. Sobre el sofá se halló una toalla igualmente manchada, un ordenador portátil, una hoja de cuchillo y tabaco de la marca Camel. En una mesilla próxima, un cojín con más manchas. El piso no estaba revuelto y en el resto de estancias no se hallaron otros signos de violencia. Ni en la habitación principal ni en el otro dormitorio ni en el baño. Tampoco en la terraza ni en la cocina. Allí solo apareció algo de loza por limpiar y comida entregada a domicilio, según los datos que maneja la investigación. 

Obsesionado con el dinero

El perfil de Macía elaborado tras seguir sus pasos y tomar declaración a amigos y conocidos que estuvieron con él entre la presunta comisión del crimen de Torreiro y su detención, ocho días después, lo retrata como una persona fantasiosa, tendente a exagerar sobre la capacidad de su billetera o el patrimonio familiar. En esos ocho días se rodeó de más personas de su edad para ejercer de paganini en comidas, estancias de hoteles, pasar horas en un casino o comprando dos coches, uno para él, y otro para unos amigos recién conocidos. Todo, según se acredita en el procedimiento judicial, con los ahorros del que fue su amigo, Benito Torreiro. Ocho días de despilfarro en los que Macía concibió a su antojo la reputación que mejor consideró ante sus nuevos amigos, unos veinteañeros con cuatro duros en los bolsillos.

Se presentó ante ellos como empresario hostelero y un precoz inversor en bitcoines. Un dato que edulcoraba, a modo de talento hereditario, añadiendo que en su familia los negocios en bolsa eran igualmente exitosos y una fuente de ingresos contantes y sonantes. Basta con dar una vuelta por las principales redes sociales para constatar el halo creado sobre sí mismo por el presunto asesino de Benito Torreiro. Tenía predilección por la ropa de lujo. Gucci, Armani o Dolce & Gabbana figuran entre sus marcas de cabecera. Las compras de textil realizadas con la tarjeta de Benito Torreiro confirmarían esos gustos concretos. El perfil de Instagram que facilitaba lo ubica ejerciendo la hostelería al frente de un negocio propio: Universo Cátering. También creó un perfil de la citada empresa, que lo sitúa como propietario, pero solo incluye una foto.

Pero la facilidad de Macía para faltar a la verdad quedó igualmente patente durante los ocho días transcurridos desde el crimen hasta el hallazgo del cadáver. No solo por idear una vida a su antojo y usurpar la identidad de Torreiro para usar su tarjeta bancaria; también por hacerse pasar por él al usar el teléfono de la víctima. Principalmente a través de la aplicación de mensajería WhatsApp. Principalmente con un amigo desplazado a Vigo desde fuera de Galicia para pasar la Nochevieja con Torreiro en su piso de Vigo. Él incluso se personó en el portal y llamó al timbre sin recibir respuesta, quedándose sin plan y preocupado por el comportamiento impropio de Torreiro. Sin imaginar nunca que, al otro lado del telefonillo, su amigo sí estaba en casa, pero sin vida.