En el antiguo Elduayen había de todo, hasta «cinco abogados solteritos»

Jorge Lamas Dono
jorge lamas VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

M.MORALEJO

La calle antes de la reforma que sepultó varias casas se llamaba Sombrereros

11 dic 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Mientras los arqueólogos de la empresa Anta de Moura continuaban desenterrando parte de la antigua calle Sombrereros, nombre que recibía ese tramo del vial cuando todavía no se había abierto la actual Elduayen, hemos redescubierto a través de fuentes documentales de la época cómo era la vida en aquella rúa de Vigo que, por lo menos, tenía trescientos años de antigüedad, como atestigua el mapa de 1597, el más antiguo de los que se conocen de la ciudad.

El mejor referente para acercarnos al ambiente de entonces es leer el libro Guía del forastero de Vigo. Escrita en verso por unos cuantos haraganes, que describe las calles de la ciudad en 1879. La gran originalidad que tiene esta publicación es que está escrita en diferentes métricas poéticas.

Los expertos consideran autor del libro al poeta Teodosio Vesteiro. Es el mismo escritor, vigués de nacimiento, que se reventó la sien ante el Museo del Prado en Madrid.

Antes de las obras que conformaron el actual Elduayen, aquella calle tenía de todo, como dice el autor del libro en el capítulo dedicado a Sombrereros, quien añade que era «tortuosa, pero hermosa». El actual callejero vigués recoge el nombre de uno de los vecinos del lugar. Porque allí estaba el establecimiento de fotografía de Felipe Prósperi y Cándida Otero. Esta última, la esposa del fotógrafo italiano, se asoció tras la muerte de este con Jaime Guedes Pacheco, aportando la parte más antigua del actual archivo que pertenece al Concello de Vigo.

Había en el número 31 de Sombrereros un salón de espectáculos en el que se exhibían curiosidades, como fue el caso del gigante chino Choung Chi Lang, que recorría el mundo, mostrando sus 2,4 metros de altura y sus 250 kilogramos de peso. Justo encima de este salón se encontraba el Colegio San Fernando.

Había también una especie de grandes almacenes del tejido, el paño y los hilos que «da surtido a medio país galaico y bien puede abastecer al otro medio». Comestibles, consignatarias de buques, sastrerías, cuatro tahonas o una tienda de tabacos eran parte de la gran oferta del lugar. El libro afirma que había un establecimiento de coches de alquiler, naturalmente tirado por animales, y, ya casi llegando al actual Paseo de Alfonso, la empresa que hacía la línea de transporte de viajeros entre la ciudad y A Guarda. Hay fotografías antiguas de esta diligencia, que iba tirada por animales, estacionada junto al olivo.

El área sanitaria también estaba presente en las actividades de esta calle. La medicina estaba representada por dos gabinetes, uno de ellos de Nicolás Taboada Leal, el médico más famoso de Vigo en su época y primera persona en escribir una historia de la ciudad. A él se le debe el primer diagnóstico en España de un caso de cólera morbo-asiático, hecho acontecido durante la epidemia de 1833. Había también un sangrador y la farmacia de don Severo en el mismo vial.

Las profesiones liberales se completaban con la abogacía. Según indica la guía había en aquella calle cinco abogados «todos ellos solteritos ¡vaya! y guapos. Señoritas, ya lo saben; pueden preparar el gancho».

Sombrereros era entonces una calle que partía de la plaza de la Constitución y concluía en el actual Paseo de Alfonso XII, que entonces se llamaba A Falperra. El nombre de Sombrereros es, por lo menos, de la primera mitad del siglo XVII. El historiador Miguel González Fernández, miembro fundador del Instituto de Estudios Vigueses, afirma que en 1639 había 16 talleres de sombrerería en la zona y que a finales de ese siglo ya había desaparecido todos, por lo que es de imaginar que el nombre procede de principios del siglo XVII o finales del XVI.