91 días marcados de rojo en el calendario de Stellantis Vigo por la crisis de los chips

Alejandra Pascual Santiago
alejandra pascual VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

Con una cruz roja, los días en los que al menos uno de los dos sistemas sufrió reducciones de actividad.
Con una cruz roja, los días en los que al menos uno de los dos sistemas sufrió reducciones de actividad. La Voz

Marzo y mayo fueron los meses con más alteraciones en la producción del 2022

11 dic 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

El 2022 no ha sido un año sencillo para Stellantis Vigo. La planta de la automoción ha sufrido «alteraciones de actividad» hasta en 91 ocasiones por la crisis de microchips que azota al sector de la automoción a nivel global. Todos los meses se han organizado paradas al menos en uno de los sistemas de fabricación de vehículos y las perspectivas para el 2023, tal y como adelantó el director de la empresa, Ignacio Bueno, hace dos semanas, son que las dificultades para acopiar semiconductores sigan condicionando el ritmo de la fábrica más productiva de Europa. «Al principio, organizábamos reuniones para debatir las paradas. Ahora ya nos avisan con un mensaje de Whatsapp», lamenta uno de los representantes sindicales de la mayor empresa del sur de Galicia. Dejar de trabajar de un día para otro se ha convertido en costumbre.

Enero arrancó con buenas previsiones, pero pronto llegó febrero, con dos semanas de inactividad. El mes de marzo fue el más afectado debido a la crisis de aprovisionamiento. A comienzos de este período, la dirección anunció a su red de proveedores que suspendieran los suministros «ata novo aviso». Stellantis Vigo se regula mediante el método conocido como just in time, justo a tiempo, de manera que muchas de las auxiliares de la planta deben trabajar según los ritmos de la antigua PSA Citroën. Al cabo de dos días, trasladó las paradas a su plantilla de trabajadores —unos 7.500—. El 4 de marzo, la factoría confirmó un parón de diez días —incluidos fines de semana—, que finalmente se prolongó otra semana más.

En abril, la dirección de la fábrica emitió un comunicado hasta el momento inaudito, que ilustraba una nueva complicación en el reparto de microchips. Se trataba del atasco de contenedores ocurrido en Shanghái. «Es bastante probable que se puedan intensificar las paradas de producción a partir de la segunda quincena del mes de mayo y durante el mes de junio», advertían. En torno al 30 % de la producción de junio estaba en juego.

Y ocurrió. Mayo fue otro episodio especialmente complejo en la factoría de Balaídos. Lo que hace tres años hubiese sido una auténtica sorpresa, en pleno 2022 se asumió con normalidad. Stellantis volvía a cerrar y durante once días se registraron «alteraciones de actividad». Los equipos de los sistemas se reincorporaron sucesivamente.

Junio supuso un respiro. La planta gallega de la automoción recuperaba un buen ritmo productivo, con avisos en apenas cuatro días de suspensión de la actividad en alguna sección de la fábrica. Y entonces comenzaron las vacaciones de verano de la plantilla, entre el 26 de julio y el 15 de agosto. El comité de trabajadores y la dirección habían pactado a comienzos de año las condiciones para este período en plena crisis de semiconductores. La reincorporación tuvo lugar tras la celebración de San Roque, festivo en Vigo. No fue una vuelta al trabajo cualquiera porque de nuevo surgieron crisis de abastecimiento que provocaron más paradas en fines de semana de agosto y la primera semana de septiembre.

Octubre también se cerró con una semana de suspensiones de actividad que, en este caso, coincidió con la celebración del 1 de noviembre, festivo por el Día de Todos los Santos. La plantilla recuperó la producción el día 2. Pero hubo más paradas el pasado mes, hasta seis días de alteraciones.