El urólogo que quiere operar desde Vigo a un paciente a 700 kilómetros

Ángel Paniagua Pérez
Ángel Paniagua VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

Ruibal ha diseñado un sistema para intervenir en una cirugía en Sevilla

04 dic 2022 . Actualizado a las 20:05 h.

Cuando un cirujano opera a un paciente utilizando un robot Da Vinci, en realidad nunca llega a tocarlo. Junto al enfermo hay un cirujano ayudante, en el espacio conocido como campo quirúrgico, pero el médico principal está sentado delante de una consola, toma las decisiones en función de lo que le muestra la cámara y ejecuta la operación a través de los brazos del robot. Hace todo eso desde una esquina del quirófano, a unos metros de la mesa de operaciones. Y si está en una esquina, ¿no podría estar en otra habitación controlando esa misma consola, visionando las imágenes de la cámara y dando órdenes al robot? Y si permanece en otra habitación, ¿no podría estar a algo más de distancia del paciente, por ejemplo a 700 kilómetros?

Ese es uno de los proyectos en los que trabaja Manuel Ruibal, un urólogo de Pontevedra que estuvo en el equipo que puso en marcha el primer Da Vinci de Galicia, hace ocho años en el Hospital San Rafael (A Coruña), y que opera en Vithas Vigo (antiguo Nuestra Señora de Fátima) desde el 2018, cuando este centro instaló un robot. «Es un sistema de telecirugía», dice, «y ya estamos pensando en una prueba para que yo, desde Vigo, teleasista una cirugía en Sevilla». Ruibal tiene una clínica, el grupo Suturo, con centros en Pontevedra y Sevilla, y opera en los hospitales de Vithas en Vigo y la capital andaluza.

El sistema necesita una conexión de red muy potente, para que el tiempo que transcurre entre que el cirujano da una orden en la consola y el robot la ejecuta sea inapreciable. «Tenemos un prototipo desarrollado, validado y lo estamos testando, en un simulador, para tener unas condiciones de seguridad muy altas», explica, «ya hemos bajado el tiempo de latencia a 0,08 milisegundos, que es menos que un pestañeo». Confía en ponerlo en práctica a corto plazo.

Ese proyecto que están desarrollando se basa en un Da Vinci con dos consolas conectadas. Tendría un cirujano principal y un cirujano ayudante, ambos en Sevilla. Ruibal sería una especia de cirujano tutor, que entraría en la operación a través de la consola del Da Vinci de Vigo. La idea inicial no sería hacer toda la intervención a distancia, sino resolver algunas dudas del cirujano principal o hacer alguna intervención puntual. Sería una especie de guía.

Teóricamente, con este sistema, un cirujano podría estar tutelando varias operaciones al mismo tiempo, con pacientes reales. «Hay cirujanos con una formación muy larga, con unas habilidades que otros no tienen, con muchas horas. De esta manera no tiene que estar operando a todos los pacientes, pero puede asesorar o mentorizar», defiende el urólogo, que también es coordinador de la cirugía robótica del hospital privado vigués. 

1.200 operaciones

En los ocho años que lleva trabajando con el Da Vinci, Manuel Ruibal ha acumulado una experiencia que nadie más tiene en Galicia. Suma ya más de 1.200 cirugías y es formador de cirujanos. En su día fue un impulsor de la cirugía laparoscópica, pero ahora ya prácticamente la totalidad de las intervenciones que hace son con mediación del robot. «Yo la defino como una nueva dimensión quirúrgica: tiene una cámara de alta definición, con instrumentos muy finos y muy precisos, puedes articular giros de 360 grados y tienes cuatro brazos. Además, con el robot opero sentado, me fatigo menos, me concentro más y esto es un beneficio para el paciente».

Defiende que los profesionales deben buscar la mejora continua. «Si quieres y tienes paciencia, puedes mejorar la técnica de forma ilimitada, y esto son mejores resultados para los pacientes; si yo hago ahora la misma técnica que hace quince años, tendré los mismos resultados que hace quince años».

Un ejemplo fue la operación que hizo en el hospital Vithas este miércoles. Tenían que extraer la vejiga de un paciente. Antes, lo habitual antes era colocar una bolsa que hiciera las funciones de este órgano, es decir, acumular la orina procedente de los riñones antes de evacuarla. «Con 60 centímetros de intestino delgado, transformamos ese tramo en una bolsa, la unimos a la uretra y a los dos uréteres», explica. A efectos prácticos, el paciente sigue teniendo vejiga. «Es una cirugía de máxima complejidad, pero los resultados son mejores para el paciente», defiende.

Cien pacientes han pagado la operación de su bolsillo

Hace años, cuando apenas se habían instalado robots Da Vinci en España, muchos hombres con patología de próstata volaban a Burdeos (Francia) en busca del urólogo Richard Gaston, que era muy reputado y operaba con el robot. Ahora ya hay más de cien Da Vincis en España y Portugal, muchos de ellos en la sanidad pública. Pero la privada sigue teniendo su campo. Y eso que, de momento, las aseguradoras no recogen esta prestación en sus pólizas. En Vithas Vigo llevan este año 99 intervenciones con el Da Vinci. Al no estar incluidas en los aseguramientos, son operaciones que el paciente paga íntegramente de su bolsillo. Cada cirugía es distinta y los precios varían, pero en el hospital explican que las de cáncer de próstata, que son las más frecuentes, rondan los 22.000 euros. Las operaciones no oncológicas pueden quedarse en 15.000.

En el antiguo Fátima sí notan que ahora el Sergas les hace competencia, con sus siete robots, porque el año pasado terminaron en 126 operaciones y, con solo un mes por delante, dan por hecho que en el 2022 no igualarán la cifra. «Muchos pacientes vienen porque quieren que los opere yo», dice el urólogo Manuel Ruibal, que reivindica que, aunque haya un robot, lo más importante es el profesional, porque «el robot no piensa, solo ejecuta». Según el profesional, para bajar la tasa de complicaciones con el Da Vinci cada cirujano debe hacer al menos 150 intervenciones.