
El fiscal pide absolver al acusado de trato degradante porque no ve connotaciones de odio por la orientación sexual sino enojo por el excesivo volumen de su tele
26 oct 2022 . Actualizado a las 19:11 h.Un padre de familia de una parroquia rural de Bembrive, en Vigo, se ha sentado este martes en el banquillo para responder por un delito de trato degradante a sus vecinos, una pareja homosexual que vive de alquiler en la casa unifamiliar colindante. El conflicto comenzó en junio del 2021 y varias veces, supuestamente, el acusado llamó «maricones de mierda» a sus vecinos gays mientras se quejaba porque ponían la tele o la música muy alta en plena madrugada y conspiró con los caseros de ellos para que los echasen de su vivienda. Ellos se sintieron humillados y odiados por su condición sexual y lo denunciaron.
El delito está penado con cárcel aunque la Fiscalía no acusa porque deduce que dicho insulto no tiene una connotación de odio sexual sino que hay que entenderlo como fruto del enojo en una riña vecinal y unas malas relaciones generadas por los ruidos nocturnos.
El juicio se ha celebrado este miércoles en el Juzgado de lo Penal número 3 de Vigo. El acusado es un hipotecado que acababa de mudarse con su mujer embarazada y su hija pequeña a una casa unifamiliar de Bembrive, en el rural de Vigo, tras reformarla. Su idea era vivir tranquilos pero pronto les molestó los ruidos de los dos jóvenes que convivían en la casa contigua. Negó haberles insultado con palabras homófobas sino con palabras comunes como «sinvergüenzas» porque no bajaban el volumen de una película o de la música en plena madrugada.
El acusado reconoció que se enfadó porque la pareja hacía ruidos justo ahora que había comprado una casa y tenía que pagar la hipoteca: «La película se oye tanto como que temblaban las paredes porque usan equipos de música potentes. Los ruidos eran insoportables, lo hacen casi siempre cuando estoy en casa, lo hacen con maldad, se van de casa y dejan la música puesta. Les dije que mi esposa estaba embarazada con alto riesgo, sufrió un aborto seis meses antes, compramos la casa para estar tranquilos pero ellos se ponían a ver películas a todo volumen a las dos de la madrugada o música electrónica con un equipo».
El implicado alega que la denuncia por trato degradante la presentaron justo después de que él hubiese denunciado, a su vez, una supuesta obra ilegal del casero de ellos en el departamento de Urbanismo del Concello de Vigo.
Al ver que sus quejas no surtían efecto, el hombre habló con el casero de los dos gays para que eliminase una ampliación ilegal, por donde llegaban los ruidos, o, de lo contrario, le iba a denunciar por una supuesta reforma irregular que unía los muros de sus respectivas casas.
El casero (marido de la dueña) confirmó en el juicio que el acusado le dijo: «Tengo sus voces metidas en la cabeza, de esos maricones de mierda» y luego añadió, en gallego: «Esta é a miña casa e eles non son nada [porque eran inquilinos y él propietario]». El implicado no contaba con que sus vecinos estaban oyendo la conversación a escondidas y, al sentirse vejados, lo denunciaron.
Baja por ansiedad y miedo
Según los denunciantes, el acusado sentía odio por su orientación sexual porque sabía que eran novios, ya que se fueron a presentar el día de su llegada para darles un recibimiento como nuevos vecinos en junio del 2021. En los siguientes meses, aseguran que el nuevo vecino les llamó varias veces «maricones de mierda», aporreó su portal por las noches, los miraba mal e intrigó con su casero para que los echase de su casa alquilada. También les puso el coche delante para impedirles la salida en un callejón.
A raíz de esa atmósfera intimidante, uno de los denunciantes se sintió mal en febrero y pidió una baja psicológica por ansiedad, ya que tenía miedo incluso a salir solo a la calle a bajar la basura. «No duermo, necesito medicación para conciliar el sueño, mi cabeza está run-run, no soy la misma persona», dijo uno de los afectados. Y añade: «Nos faltó al respeto, hablaba en un tono amenazante, instó al casero a que nos echase en una clara expresión de odio por nuestra condición sexual. Si viviese en mi casa con una mujer y dos niños esto no habría pasado. Él tenía el odio dibujado en su cara».
El otro denunciante reprochó a su nuevo vecino sus «miradas desde el minuto uno porque sabía que éramos pareja, nos vio entrar y salir juntos de la casa» y su «forma de actuar» delataban que «nos tenía odio por nuestra condición sexual». Le irritaron detalles como que «no nos saludaba pero mantenía una relación cordial con el resto de los vecinos, nos vi marcados respecto al resto de la sociedad».
La casera, y dueña de la casa donde vivía la pareja gay, confirmó que su nuevo vecino los odiaba. «Dijo maricones de mierda de forma muy despectiva, me incitaba a que los echase por ser gays»
Otro de los testigos fue un amigo de la juventud del acusado que explicó a la jueza que él era gay y que el implicado siempre lo había tratado con respeto y que él no tenía odio hacia los homosexuales.
Al final del juicio, la Fiscalía insistió en pedir la absolución del delito de trato degradante porque no eran insultos de odio. Añadió que con la anterior legislación se le podría procesar al acusado por lanzar insultos comunes por una falta de trato vejatorio pero eso ha sido despenalizado.
Por contra, el abogado de la pareja gay, que ejerce la acusación particular, mantuvo la petición de condena, que puede suponer de seis meses a dos años de cárcel (sin ingreso en prisión).
Por trato degradante habrá de entenderse aquel que pueda crear en las víctimas sentimientos de temor, de angustia y de inferioridad susceptibles de humillarlas, de envilecerlas y de quebrantar, en su caso, su resistencia física o moral