Dos documentos históricos sobre la ocupación de 1809
01 oct 2022 . Actualizado a las 05:30 h.Este artículo no pretende profundizar en los sucesos acaecidos entre el 31 de enero y el 28 de marzo de 1809: ocupación francesa y posterior reconquista, por otra parte bien conocidos y glosados suficientemente. Su objeto es dar a conocer sendos documentos, tan breves como interesantes, de la historia de Vigo. Sin datar el primero, aunque probablemente escrito en los primeros días del mes de febrero, recién llegadas las tropas francesas a Vigo, contiene instrucciones del mariscal Michel Ney le Rougeaud, para aprovisionar el acuartelamiento francés en Vigo; datado el segundo en 9 de marzo de 1809, era un llamamiento del gobernador francés, coronel Chalot, a la población viguesa sometida.
Ambos documentos se enmarcan en la ocupación de Vigo por el Ejército Imperial, la «Grand Armée», llegado a Galicia a comienzos de enero de 1809 al mando de los mariscales Jean de Dieu Soult y Michel Ney.
Tomadas sin apenas resistencia las ciudades de A Coruña y Santiago y la villa Pontevedra, llegaron a Vigo el 31 de enero, y de nada sirvieron sus mal pertrechadas murallas y baluartes: cerca de 2.000 soldados -húsares, granaderos, dragones y voltigeurs-, entraron en el recinto amurallado y obligaron a sus autoridades, Manuel Vázquez y Juan de Villavicencio, a firmar la denominada «capitulación honrosa». Por decisión de Soult, la plaza militar de Vigo quedó bajo el mando del gobernador francés Jacques Antoine Chalot, oficial con amplia experiencia y prestigio como comandante de plazas militares en Bélgica, Austria y Alemania durante las anteriores campañas napoleónicas.
El primer documento se inscribe en el contexto de organización, logística y avituallamiento del ejército francés, una vez tomado Vigo. Contiene las órdenes impartidas por el propio Mariscal Ney, jefe supremo francés en Galicia tras la incursión del mariscal Jean de Dieu Solt en Portugal, al oficial Duttroya, Jefe militar de la plaza, que éste comunicaba a su vez a sus subordinados, con el fin de equipar a los soldados franceses con lo más básico y necesario para refugiarse bajo techo ?cuarteles-, descansar y dormir, incluidas las mantas imprescindibles en los meses de invierno que corrían; y comer -bancos y mesas-. Y todo ello conforme a las instrucciones habituales de Napoleón de que los habitantes de cada territorio conquistado quedasen obligados a suministrar a sus soldados todo lo necesario para su supervivencia.
Esta obligación daría lugar a la expropiación y confiscación de bienes y alimentos a una población renuente a colaborar con el enemigo invasor, y aún a prácticas de «tierra quemada» con la destrucción de todo aquello que pudiese ser útil a esas gentes poco colaboradoras y al ejército de patriotas que luchaban por la recuperación de la villa, tal como narran los numerosos cronistas que han glosado estos sucesos.
El segundo documento nos remite a comienzos del mes de marzo. Tras la toma de la villa a finales de enero y durante todo el mes de febrero, las confiscaciones y saqueos ya mencionados en Vigo y en toda su comarca, y las intimidaciones de los mandos y la soldadesca franceses, incendiaron los ánimos y acrecentaron el odio de la gente corriente de Vigo, lo que enrareció la convivencia entre unos y otros. La explosiva situación indujo al gobernador francés Chalot a proclamar el pregón del 9 de marzo.
La proclama pretendía controlar la situación de la villa, dulcificando la invasión y ofreciendo estabilidad y seguridad a la gente de orden en un momento de incertidumbre y tensión («Apacibles y honestos», «buena armonía, unión...», etc.), prometiendo respeto a personas, propiedades, al comercio y las prácticas religiosas, al tiempo que deslizaba veladas amenazas a los que cuestionasen a la nueva autoridad, advirtiendo que «protegerán este lugar con todas sus fuerzas…», y exigiendo confianza en las buenas intenciones de los franceses. Esto no impidió que los patriotas de dentro de Vigo, con su alcalde Vázquez a la cabeza, y los de fuera perdieran el contacto entre sí, colaboraran y conspiraran contra los invasores, al objeto de librar a Vigo de su presencia.
El corolario de todos estos sucesos es bien conocido: la heroica reconquista de la todavía villa el 28 de marzo de 1809 tras la capitulación de Chalot, que se sigue celebrando hasta nuestros días, apresamiento y traslado a Inglaterra de Chalot y cientos de sus soldados, contraofensiva de Ney y derrota final en Ponte Sampaio, que fue la primera gran derrota del hasta entonces victorioso Ejército Imperial que en julio abandonaba definitivamente Galicia.