La última bomba del Grapo en Vigo

Jorge Lamas Dono
jorge lamas VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

Oscar Vázquez

La Hemeroteca: El grupo terrorista tuvo una intensa relación con la ciudad desde sus orígenes, ocasionando varias víctimas con sus atentados. Su postrero ataque se produjo contra una empresa de trabajo temporal en el 2000

27 sep 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

La organización terrorista Grupos Revolucionarios Antifascistas Primero de Octubre, más conocida como el Grapo, puso su última bomba en Vigo el 27 de septiembre del año 2000. Antes, sus acciones armadas dejaron varios muertos y heridos en la ciudad. Aunque hay fuentes que sitúan su nacimiento en Vigo, los especialistas en la historia de esta banda armada apuntan a otro lugar. Es un pequeño municipio santanderino, La Cavada, donde se desarrolló en 1975 una reunión del Partido Comunista Reconstituido. Allí nació el brazo armado de aquel partido político ilegal, en el que militó activamente el vigués Pío Moa, hoy situado en las antípodas ideológicas de entonces.

«No nos cayó la galería encima de pura casualidad. Íbamos a aparcar justo debajo de la fachada cuando oímos la explosión. Una lluvia de escombros cayó en medio de nuestros vehículos sin dañarnos», decían a La Voz dos jóvenes testigos de la última bomba del Grapo en Vigo. Fue el 27 de septiembre del año 2000. Los terroristas incluyeron la ciudad en una acción conjunta en distintas localidades de España con empresas de trabajo temporal, siendo el objetivo una oficina de una ETT situada en el número 27 de la calle de Urzaiz.

Según explicaba La Voz al día siguiente, el artefacto explosivo estaba provisto de un temporizador y había sido colocado en el único aseo de la oficina, que por las tardes no estaba ocupada. La explosión se produjo a las tres de la madrugada. El delegado del Gobierno en Galicia, Arsenio Fernández de Mesa, negaba que en Vigo hubiese un grupo estable de la banda terrorista.

Sin embargo, ese mismo año, en mayo, se produjo el peor atentado de la banda terrorista en la ciudad. Fue el 8 de mayo del 2000. Varios terroristas atacaron brutalmente un furgón de la empresa Prosegur que trasladaba una importante cantidad de dinero. Los grapos asesinaron a dos trabajadores y ocasionaron heridas a otras cuatro personas.

El furgón

Cinco años antes, ocurrió otro ataque a un furgón blindado, que trasladaba la recaudación de un hipermercado. En aquella ocasión, fue asesinado otro guardia jurado y herido su compañero. A pesar de que la policía tuvo entre sus sospechosos a la banda armada, nunca se llegó a descubrir la verdad y jamás hubo detenciones ni un juicio por aquellos hechos.

En noviembre del 2000, la policía francesa neutralizaba la dirección del Grapo al detener a siete de sus miembros, entre ellos, Manuel Pérez Martínez, conocido como Camarada Arenas, y Fernando Silva Sande, acusado del secuestro de Publio Cordón.

La presión policial en España también se intensificó, produciéndose detenciones en varias localidades, aunque todavía hubo el asesinado de un policía nacional en noviembre del 2000. Sin embargo, fue definitivo para marcar el fin del Grapo su inclusión por parte de Estados Unidos, a finales del 2001 Estados Unidos en la lista de treinta y nueve organizaciones terroristas. Poco después secunda ese movimiento la Unión Europea.

En los años posteriores, los golpes policiales se suceden en toda España. En Marín, en julio del 2002, la Guardia Civil registra un piso en el que encuentra abundantes documentos que permitirán realizar más detenciones, dentro y fuera de España.

Fue importante también la decisión de la Justicia de suspender la actividad del Partido Comunista de España Reconstituido PCE(R), tras considerar que eran los dirigentes de ese partido quienes fijaban la táctica y la estrategia de la lucha armada. Hasta el desmantelamiento total de la banda, en el 2008, los terroristas del Grapo todavía mataron a una persona más y cometieron varios atracos en distintos puntos de España. En las últimas detenciones vuelve a salir Vigo. La Guardia Civil da por finalizada la organización terrorista que, hasta ese momento, había asesinado a 93 personas, heridas a otras tantas y cometido diversos atentados, secuestros y atracos.

Impuesto revolucionario

El pasado mes de enero, el Tribunal Supremo confirmaba la condena de 10 años de prisión por un delito de amenazas terroristas impuesta por la Audiencia Nacional al exdirigente de los Grapo José Antonio Ramón Teijelo, Papi, por el envío de 126 cartas en mayo y agosto de 1998 a empresarios de toda España. Entre aquellas misivas amenazadoras había diez dirigidas a otros tantos empresarios de Vigo, en las que la banda terrorista les exigía el pago de un impuesto revolucionario. Las cartas llegaron a una funeraria de la ciudad, a una conservera, a varias frigoríficas y a otros empresarios. La organización terrorista identificó a cada destinatario con un código alfanumérico y le exigía que abonase entre 20 y 50 millones de pesetas (entre 120.000 y 300.000 euros) o, a veces, cuantías sin determinar.