Las cartas de la vergüenza

Marta Fernández-Tapias, delegada de la Xunta en Vigo

VIGO CIUDAD

La única reunión institucional que han mantenido el alcalde y la delegada de la Xunta fue en enero del 2021. Fue un dos contra uno, porque se incorporó la concejala de Urbanismo, María José Caride. Ahora, el Gobierno gallego propone al alcalde que acuda acompañado a su reunión con Rueda, como hará el presidente.
La única reunión institucional que han mantenido el alcalde y la delegada de la Xunta fue en enero del 2021. Fue un dos contra uno, porque se incorporó la concejala de Urbanismo, María José Caride. Ahora, el Gobierno gallego propone al alcalde que acuda acompañado a su reunión con Rueda, como hará el presidente. CEDIDA

El alcalde de Vigo continúa enviando misivas incendiarias al presidente de la Xunta de Galicia

27 sep 2022 . Actualizado a las 00:18 h.

Decía James Howell, del que aseguraban fue el inglés que mejor español habló en el siglo XVII, que las cartas son el alma del corazón. Sin duda, en los últimos días hemos asistido al mejor ejemplo de que ciertas cartas identifican de forma exacta el alma y el corazón de algunas personas.

Porque nadie se puede explicar por qué el alcalde de Vigo continúa enviando cartas incendiarias al presidente de la Xunta de Galicia cuando ya tiene sobre su mesa día y hora para poder contarle en persona lo que quiera. Sin duda, la única explicación es que nuestro alcalde pretende mantener el falso relato que alimenta desde hace años.

Alfonso Rueda mostró su buena voluntad, como ya lo había hecho anteriormente Alberto Núñez Feijóo, para tender la mano y reconducir el engaño masivo al que ha sometido Abel Caballero durante los últimos años a sus ciudadanos. Sus actos son la mejor prueba de su alma y de su corazón, instalados decididamente en la mentira permanente.

Les decía que el alcalde ha enviado cuatro cartas al presidente gallego en dos semanas. Cuatro cartas en las que no existe ni un atisbo de entendimiento y conciliación por el bien de Vigo. Las cuatro misivas son el claro ejemplo de que Caballero antepone su resultado electoral a sus ciudadanos. Siempre lo ha hecho, es cierto, pero la deriva de los últimos meses ya no pasa inadvertida para casi nadie.

No existe ni un solo día en el que el alcalde no lance toda su furia contra el Gobierno gallego. Todo le vale en busca de su objetivo partidista. Da igual que los ministros insulten a la ciudad dejando sin PERTE a Stellantis. Da igual que nos quedemos sin sede del Instituto de Oceanografía. También le da igual si la alta tensión no llega a la factoría automovilística de Balaídos. Para él, lo importante es despertar el odio de los vigueses contra Santiago, ese supuesto mantra maligno que viaja hacia el sur todas las mañanas.

No esperen a que responda a las cartas para abrir la estación de autobuses, acabada desde hace tres meses. No esperen a que apruebe el convenio para construir el IES de Navia. No esperen a que ponga a disposición los terrenos de la ETEA para avanzar en su urbanización. Tampoco que permita señalizar el Camino Portugués de la Costa ni que se adhiera al Plan de Transporte Metropolitano para que cada uno de sus ciudadanos ahorre más de 400 euros al año. No, no esperen a nada de eso. Su objetivo es muy claro: «O lo hago yo o no lo hace nadie». Así ha sido desde su llegada al Concello. Un permanente bloqueo a cualquier avance que no sea liderado por su figura. Por supuesto, tampoco esperen a que frene los desmanes del clan Silva y sus corruptelas. Nunca ocurrirá.

Desde hace varios días, tiene sobre su mesa la respuesta a su petición para reunirse con el presidente de la Xunta y lograr avances, inversiones, mejoras, servicios... Todavía no ha respondido. Califica como «antidemocrática» una reunión con el máximo dirigente de Galicia y conmigo, la delegada de Vigo. Su condición es que sea en su despacho y únicamente con Alfonso Rueda. Considera que no puedo estar en ese encuentro por ser la candidata del PP a la Alcaldía en el 2023. ¿Será entonces que él no es el candidato del PSOE? ¿De verdad que no podemos entre todos buscar un espacio de encuentro para mejorar la vida de los vigueses? ¿No será posible que piense antes en sus ciudadanos que en sí mismo? Resultaría todo demasiado surrealista si no fuese cierto.

«Tengo que ver mi agenda». Esta fue su primera respuesta. El alcalde tiene que revisar todavía su agenda para decidir si acudirá a una reunión para conseguir mejoras para su ciudad y sus ciudadanos. Y a continuación: «Tiene que ser solo conmigo y nunca en la Delegación de la Xunta en Vigo».

Ya no es creíble. El personaje se queda desnudo. El actor que ha creado en los últimos años se ha devorado al verdadero Abel Caballero. Sus cartas dejan en evidencia su alma, sus desvergüenzas. Por desgracia para Vigo.