La difícil convivencia de vecinos y animales de corral en el centro urbano de Vigo

alejandro martínez VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

M.MORALEJO

Residentes de un barrio junto a Travesía de Vigo demandan la clausura de un gallinero con aves y conejos que les genera molestias por bichos y hedores

19 sep 2022 . Actualizado a las 21:28 h.

Animales de corral y convivencia vecinal no conjugan bien en el centro urbano. En el extrarradio numerosos vecinos crían gallinas, conejos, vacas, ovejas y otros animales de granja y no son motivo de conflicto con las personas que les rodean. Pero en la ciudad la cosa cambia, aunque no sea un fenómeno frecuente. Los problemas de olores, la proliferación de bichos o incluso los ruidos pueden suponer un gran trastorno para quienes viven alrededor de una casa donde hay un corral.

Es lo que ocurre en el entorno del Callejón de Viso, un barrio que se encuentra muy próximo a la Travesía de Vigo. Allí vive Élida en una casa que tiene un terreno donde cultiva una huerta y guarda, en un cerrado anexo, gallinas, pollos y conejos. Los vecinos están cansados de las molestias que les genera esta actividad. El olor de los excrementos y los bichos llega hasta dentro de sus viviendas y no pueden tener las ventanas abiertas. Roberto Fuentes, que vive en la casa contigua, afirma que han padecido durante años la presencia de cucarachas en su domicilio, que provenían de la propiedad de su vecina. Incluso tuvieron que llevar a cabo una desinfección general porque ya no aguantaban más. «Estuvimos cuatro años que andabas por la calle y solo pisabas cucarachas. Salían de allí. Nos gastamos el dinero en quitarnos toda la mierda que nos venía», afirma.

Prácticamente no pueden hacer vida en la parte de la casa que colinda con la propiedad donde se encuentra el corral. Por ese motivo, demandan al Ayuntamiento que haga algo para solucionar lo que consideran un problema sanitario que creen que no tienen que soportar viviendo dentro de la zona urbana. Otros residentes de la zona también dan cuenta de la situación. «Cada vez que paso por el camino, se nota cómo huele», asegura otro vecino. Otra persona afirma que presentaron escritos en el Ayuntamiento hace tiempo, pero no sirvió de nada.

Mientras tanto, Élida defiende su modo de vida. «Me crie en el campo y lo veo muy natural», asegura. Sobre el problema de olores afirma que procura que sus animales no suelten mucho hedor para no molestar, aunque a veces resulta inevitable.

«Cuando hay cambio de tiempo, suelta olor lo de las gallinas, pero trato de tapar con tierra intentado de convivir con la gente», afirma. Respecto a las quejas de los vecinos afirma que «ellos también son de la aldea y saben bien lo que es la vida del campo». Asegura que se siente «privilegiada» viviendo en la ciudad como si estuviera en una zona rural. «El que nunca se crio en el campo, lo ve de distinta forma», asegura.

Cree que mantener una huerta o criar animales debería ser una asignatura obligatoria en los colegios «porque los niños no saben de dónde viene lo que se compra en los supermercados». A pesar de que los vecinos no están contentos, ella no deja de atender a sus animales. «No tengo ni un día libre», asegura. El trabajo tiene su recompensa. «La carne de conejo es la más sana que hay, y aún me queda un resto del que maté ayer», afirma.

Más casos

No es la primera vez que se producen quejas por la cría de animales de corral dentro de la ciudad. Hace años vecinos de la calle Cervantes denunciaron a otro que se dedicaba a criar pavos y gallinas en el patio interior de un edificio antiguo. Las aves comenzaban a emitir sonidos desde la madrugaba y no les dejaban conciliar el sueño. Al final, tuvo que intervenir la Policía Local y el hombre, un septuagenario que además había sido desahuciado de la vivienda porque no residía allí tuvo que llevarse los animales a otra parte.

El Concello prohíbe la cría de animales de corral dentro del núcleo urbano

La ordenanza municipal que regula la tenencia de animales prohibe que haya corrales en el área urbana de Vigo para evitar problemas de convivencia ciudadana. Solo los autoriza en las zonas rurales, siempre y cuando los interesados pidan un permiso. Entonces la administración local abre un expediente para comprobar que la instalación no generará incomodidades, molestias o peligros para los vecinos. La normativa que fue aprobada hace ya 22 años establece expresamente como una sanción de carácter leve la cría doméstica de aves de corral, conejos, palomas u otros animales análogos en domicilios particulares dentro del núcleo urbano, tanto si es en terrazas como en cercados o patios.