La 682 plantas de marihuana requisadas en Mos eran de un red que traficaba en Vigo

j. R. VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

Las 400 plantas decomisadas hace unos días en la nave de Mos.
Las 400 plantas decomisadas hace unos días en la nave de Mos. cedida

Los tres detenidos gestionaban solos la plantación y usaban un bar de tapadera

18 sep 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

El decomiso de 682 plantas de marihuana no puede interpretarse judicialmente bajo el atenuante de autoconsumo. Tampoco la infraestructura desmantelada en una nave industrial en Mos, y mucho menos si se tiene en cuenta que la empresa suministradora de electricidad ya tenía un abierto un procedimiento contra los titulares del inmueble para cortar la luz. La investigación de la Guardia Civil comenzó hace meses y bastó una simple inspección del exterior de la nave para constatar, por el fuerte olor que procedía del interior, que los vegetales que crecían en su interior y se almacenaban no era el de gardenias. Tampoco en la vivienda en la que residían los investigados, donde se halló otra plantación, no industrial, pero sí muy lucrativa una vez separados los cogollos de las ramas y las hojas y colocados en el mercado negro. Los tres acusados son un hombre de nacionalidad ecuatoriano y una mujer y su hijo, naturales de Bolivia. Ellos, según la investigación, se valían por sí solos para plantar, cosechar, recoger y despachar. Preferentemente en Vigo, donde se ubica policialmente su red de venta.

En la nave se hallaron 400 plantas, además de todo lo necesario, en abundancia, para el cultivo de cannabis: principalmente bidones con abonos químicos y sacos para almacenar este fruto prohibido. La logística descubierta evidencia igualmente una vocación industrial diseñada para perdurar: montaje para sistema eléctrico, de riego y refrigeración con equipos de aire acondicionado, ventiladores, deshumidificadores, cuadros eléctricos, transformadores y lámparas de alto voltaje para no depender del sol y acelerar el crecimiento día y noche por igual. Ya en la vivienda de los arrestados, otras 226 plantas y 56 macetas con otros tantos vegetales y más logística. Ya la venta se hacía en Vigo, según parece valiéndose de un bar gestionado por uno de los implicados que hacía a la vez de tapadera para despachar al gusto del consumidor.

Pero los tres investigados, de los que uno ingresó en prisión provisional por orden del Juzgado de Instrucción 3 de O Porriño, no tenían la ficha policial inmaculada. La Policía Local de Vigo ya los arrestó hace unos años por el mismo delito. En aquella ocasión fueron sorprendidos en su propia casa, ubicada también en el perímetro de Vigo, con más de 150 plantas de marihuana creciendo de tapadillo. En aquella ocasión, también, tenían sistema de ventilación, de control de humedad y de iluminación artificial y ocupaba varios habitáculos, incluido un baño.

La plantación desmantelada en Mos, aunque relevante para su capacidad de producción, supone una más en el conjunto del sur de la provincia. En el área de Vigo, desde O Morrazo a A Cañiza y a la frontera con el Miño, solo desde el 2020, coincidiendo con la pandemia, se han disparado los decomisos de plantaciones de todos los tamaños y en consecuencia, el consumo. La Guardia Civil ha cuadriplicado los decomisos en las Rías Baixas, sobre todo en la raia, con un mercado que sacia la necesidad de consumidores a ambos lados del Miño. Se decomisan en exterior, en eucaliptales, en viviendas aparentemente sin habitar o en naves. Un negocio tan silencioso como el crecimiento de estas plantas que pueden generar 1.000 euros por cada kilo obtenido.

Mafias del Este y de China y cultivadores autóctonos se reparten el mercado

La venta de marihuana en la primera ciudad de Galicia lleva tiempo siendo un problema difícil de abarcar por la saturación del mercado. Mucha recala en Vigo procedente de sus parroquias y de los ayuntamiento del área, pero otra se cultiva en pisos situados en la misma ciudad. La Policía Nacional explica que la información más reciente que maneja es que hay organizaciones chinas y albanesas que son las responsables de montar las grandes plantaciones en distintos puntos del país en los que no tienen arraigo», y que parte de esa producción acaba en Vigo. A mayores, están los cultivadores de la zona, que también abastecen el mercado con plantaciones no tan bastas, pero sí capaces de generar varias cosechas al año y crear canales de abastecimiento estables para hacer negocio en Vigo.

La última plantación relevante desmantelada en la ciudad evidenció un perfil de trabajo desconocido: «Lo curioso de esa operación es que su responsable, al que se detuvo, se dedicaba a germinar las plantas desde muy pequeñas y a venderlas a otras organizaciones para que estas montase en las plantaciones hidropónicas más grandes», explican en la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (Udyco) de Comisaria de Vigo-Redondela. Pero la evolución de este mercado ilícito implica igualmente la manipulación genética de las semillas para obtener un cogollo cinco veces más potente que la consumida hace unos años. En Vigo se detectó en el 2020. El Plan Local de Prevención de Drogas desarrollado por el Ayuntamiento revela que el 6,9 % de los vigueses entre 12 y 20 años consumen cannabis cada mes, el 10,7 % lo fumaron en el último año y el 17 %, alguna vez en su vida. El 2 % tenía entre 12 y 14 años. Los varones la consumen más.