Muse, los reyes de rock británico, hacen temblar Balaídos en una noche histórica

Begoña Rodríguez Sotelino
Begoña R. Sotelino VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

17.000 personas disfrutaron en el estadio vigués de un «show» espectacular

10 sep 2022 . Actualizado a las 00:13 h.

Tener a los británicos Muse apenados por la muerte de la reina de Inglaterra sobre el escenario del estadio municipal de Balaídos, en Vigo, ya convertía la jornada musical en doblemente histórica. Y quedó constancia de ello nada más interpretar su primer tema, cuando se descolgaron con un riff de God Save the Queen.

Si juntásemos los escupitajos que Iggy Pop lanzó durante su actuación en la anterior cita xacobea celebrada en la Estación Marítima de Vigo con el God save the Queen de Sex Pistols, el resultado sería realmente punk. Pero fue el rock de potencia interestelar cuya intensidad sónica se siente entre el corazón y el estómago como una onda expansiva, el que explotó en los tímpanos de las cerca de 17.000 personas que presenciaron el espectáculo de una banda que destaca en la pléyade actual por sus impresionantes directos.

El concierto arrancó con la impresionante tralla rítmica de Will of the People, el tema con el que se abre su recién estrenado noveno disco de título homónimo, con el que ya han hecho historia en las listas de éxitos al convertirse en el primer número 1 del Reino Unido vendido en edición limitada en formato NFT, además de los tradicionales.

Entre la veintena de canciones de la banda sonaron éxitos como Wont stand down, Interlude, Hysteria, Psycho, las populares Supermassive black hole (por la banda sonora de Crepúsculo), Time is running out y Uprising, que puso al público de Balaídos a rugir haciendo coros. Knights of Cydonia, la favorita para cerrar sus shows, también se escuchó en el estadio vigués en una noche pletórica de energía.

El alma en el aire de Alejandro Sanz fue el último directo que se vivió sobre el manto verde de Balaídos. Hacía ya veintiún años que el espacio sagrado del fútbol local no vibraba más que con coros de goles, uys, ays y demás exclamaciones y onomatopeyas para ocasiones ganadas y perdidas frente a las porterías.

Muse resarció a los espectadores de esa larga ausencia con el Concierto del Xacobeo 21-22 que puso el broche al verano con la sobredosis lírica de la garganta de Matt Bellamy, junto a sus compañeros, el bajista Christopher Wolstenholme y el batería Dominic Howard. El estadio vigués pasó la prueba como escenario de grandes conciertos por los pelos. Nada comparable a Castrelos. El templo celeste, medio en obras, es mucho menos acogedor, un laberinto de subes y bajas para un público en las gradas algo lejano y perdido tratando de bailar entre esos asientos donde es fácil golpear con las rodillas la cabeza de tu vecino. Aunque abajo era otra cosa, los de pista pudieron rozar casi con los dedos al mesiánico Bellamy.

El esperado estreno de un espectáculo diferente a los que hicieron cuando se presentaron en los diversos festivales por los que han ido haciendo paradas desde el mes de junio no se produjo. La parte de la escenografía fue exactamente igual a la de los shows vistos en Lisboa o en Madrid. Lo que sí lograron fue, una vez más, llevarse al público de calle desde la primera nota en un concierto compactado en una de las primeras noches algo frías de un verano abrasador. Para eso estaban los británicos lanzando llamaradas literales desde el escenario y serpentinas de colores en una jornada que, cuando los Muse vuelvan a casa, el Reino Unido ya no será lo mismo.

Antes de ellos, calentaron el ambiente Killer Barbies y Years and Years, entregados en su función de teloneros ante la ausencia de Abel Caballero. El alcalde se quedó sin la foto al no tratarse de una actuación patrocinada por el Concello, pero tiene cromos de sobra. La delegada de la Xunta Marta Fernández-Tapias, su próxima rival en las municipales, disfrutó en la zona VIP de su órdago. Show must go on. In Vigo. With the lights and the music. Por cierto, al final del concierto, los Muse sacaron la bandera de Galicia.