El padre Apeles bendice los castillos de Samil

Jorge Lamas Dono
jorge lamas VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

Benito Ordóñez

La hemeroteca: El telesacerdote fue invitado por Karina Fálagan en agosto de 1997 al concurso de construcciones de arena que organizaba en la playa viguesa. Estuvo también Aramís Fuster, pero no se hablaron

31 ago 2022 . Actualizado a las 18:44 h.

En la década de los años noventa de la pasada centuria se sentaron las bases de la televisión basura en España. Un enjambre de personajes curiosos comenzaron a hacerse familiares en muchos hogares por su asiduidad en algunos programas, casi siempre de la misma cadena. Una de aquellas singulares personas respondía al nombre de padre Apeles, aunque en realidad se llamaba José Apeles Santolaria de Puey y Cruells, nacido en Barcelona en 1966 y, según él, con una fuerte formación universitaria. El hecho de ser sacerdote añadió morbo al asunto y programas como Moros y cristianos o Crónicas marcianas contaron con su participación regular. Incluso, llegó a tener un programa propio con Rocío Carrasco, Cita con Apeles, que no duró demasiado en la parrilla televisiva.

El 31 de agosto de 1997, La Voz de Galicia recogía en sus páginas de la edición de Vigo la presencia del telesacerdote en la ciudad. «El omnipresente padre Apeles se convirtió en la auténtica estrella del concurso de castillos de arena que cada verano organiza Karina Fálagan. El telesacerdote acudió a Vigo para ser uno de los miembros del jurado, y estuvo en todo momento acompañado por la sobrina de Karina, que aprovechó la ocasión para promocionarse públicamente. La edición de este año estuvo marcada por la generosidad, ya que había más premios que concursantes», se leía en La Voz.

Como los sacerdotes no tienen un uniforme de verano y otro de invierno, como es el caso de los militares, el padre Apeles acudió a Samil con su característico traje negro, alzacuellos y unas gafas de sol también negras, y se hizo con el protagonismo de la jornada festiva. Niños y madres fueron el público que estuvo pendiente de las evoluciones de un Apeles que mostró una tremenda preocupación por su imagen, según señalaba La Voz. Curiosamente, Karina Fálagan había conseguido llevar a Samil a Apeles, pero la participación en el concurso de castillos de arena de la autodenominada «alcaldesa del Atlántico» fue escasa aquel año. Prueba de ello fue la existencia de más premios que concursantes. O incluso, exagerando un poco, más famosos de televisión que concursantes. De hecho, se produjo un encuentro no deseado por sus protagonistas, pero sí buscado por la hostelera. El morbo del concurso de castillos de arena estuvo en la aparición conjunta del padre Apeles y de Aramis Fuster, echadora de cartas y otro de los personajes habituales en la telebasura de entonces, que en un programa llegó a aporrear al propio sacerdote, de ahí que no se llevaran demasiado bien. Aun así, Karina Falagán se las arregló para que, hasta el último momento, ninguno supiese de la presencia del otro. Lo curioso del caso es que Aramis Fuster decía que era una de las tres brujas más importantes del mundo con una diferencia notable con los videntes: «Ellas solo ven el futuro, yo conozco el porvenir y puedo arreglarlo». Aquel día no vio venir la sorpresa.

Apeles y ella no se dirigieron la palabra y se evitaron durante todo el día. Con quien sí hizo buenas migas el cura más popular de la España de hace veinte años fue con su compañero televisivo, el humorista Mariano Mariano. Los dos estuvieron comentando sus proyectos mientras se tomaban unos pinchos.

Le tocó la lotería

Karina Fálagan siempre dijo que el padre Apeles, Aramis Fuster y Mariano Mariano habían acudido gratuitamente al concurso en Samil. Sin embargo, la visita fue rentable para Apeles, por lo menos unos meses más tarde y de forma indirecta. Antes de que se produjera el sorteo extraordinario de Navidad de la Lotería Nacional, Fálagan acudió al programa Moros y cristianos en el que se debatió sobre el estar gordo o delgado. La hostelera viguesa fue una de las invitadas y repartió participaciones de lotería a los que, como ella, abogaban por la gente de buen comer: «A los anoréxicos, ni agua», decía. Y añadía que su gordura tenía pedigrí porque nació de la buena mesa. «Mis kilos fueron adquiridos con mariscos, pan de Porriño, pimientos del Bierzo y conservas de Vigo, que la vida son dos días», afirmaba, la dueña del restaurante Jonathan.

El número repartido por Fálagan tuvo premio. No el gordo, pero sí un buen pellizco. Entre los agraciados por el reparto de la hostelera viguesa estaban el padre Apeles, Juan Adriansen y Teté Delgado, entre otros.

La conocida hostelera de Vigo falleció en mayo del 2013 y, poco tiempo después, el Ayuntamiento ordenaba el derribo de su local en la playa, cuyo espacio ocupa ahora otro bar. Los concursos de castillos de arena no volvieron más a Samil, así como tampoco aquellos personajes nacidos en los primeros momentos de la telebasura.