Sor Diana: la entrenadora de fútbol que ingresa en el convento

Iria Juiz LA VOZ /VIGO

VIGO CIUDAD

Una viguesa celebra su consagración, a los 42 años, en búsqueda del «sentido de la vida»

27 ago 2022 . Actualizado a las 23:54 h.

Sor Diana de la Eucaristía López Chavanel dará mañana, a las 18.00 horas, el sí definitivo como hermana de la congregación de San José de Cluny. A sus 42 años, y tras sufrir varias oclusiones intestinales —para las que los médicos no encontraban diagnóstico y que le hicieron perder 20 kilos en solo dos meses— se decidió a dar el paso y comenzar a formar parte de la comunidad religiosa que cuenta con una sede en Vigo. «A raíz de desanudarme el intestino, yo desanudé mi vida», comenta la hermana Diana, que confiesa que fue en el propio Hospital Meixoeiro, «atada al gotero», cuando se acercó después de mucho tiempo a la capilla. «Ahí me di cuenta que no somos nada y pasé a la búsqueda de sentido en mi vida», relata. Sin duda, fue el punto de inflexión más importante en toda la existencia de Diana, que durante años ha ejercido como entrenadora de fútbol sala y que ahora da el salto al convento. «El para siempre de mañana no es solo para toda la vida, sino para toda la eternidad», expresa la noviciada sobre la importancia del paso que va a dar.

Anteriormente, ya se había planteado la consagración. «Hasta los catorce años no cabía en mi cabeza». Fue con esta edad, y tras algunas experiencias personales, cuando comenzó a preguntarse si daría el paso. Ya con 21 años hizo una prueba durante seis meses en una comunidad de San José de Cluny en Pozuelo, pero ella misma cuenta que volvió cerrando la puerta a esa opción. «Hija de mi tiempo, me gustaba hacer lo que quería y tomar mis propias decisiones», afirma. En aquel momento se sentía una mujer libre, sin ataduras, y que no terminaba de cuajar en ese mundo.

«Diana de Cluny de toda la vida», como la llama Sor Inmaculada Cantó, superiora de la comunidad, es una viguesa nacida en Las Palmas de Gran Canaria. Destacó por mantener siempre un estrecho vínculo con su comunidad, aunque apunta que no era vocacional. Fue alumna del Cluny, perteneció al coro y colaboró en todas las campañas y actividades, eso sí, como «asociada laica». Pero su ocupación principal, y su verdadera pasión, fue durante muchos años la de entrenadora de los equipos de fútbol sala en el colegio, actividad que tuvo que abandonar temporalmente desde su ingreso en el noviciado de la congregación, en el 2014.

Sueña con los banquillos

Le gustaría continuar con esa labor balompédica, pero la disponibilidad que se le solicita desde la congregación a veces lo dificulta. «Ahora estoy en Pozuelo, pero hace un año estaba en Santiago», detalla Diana, que sueña con encontrar una vacante y volver a sentarse en un banquillo allí donde es enviada. «El voto de obediencia implica que si mañana te piden que necesitan que estés en un sitio, lo hagas», explica. «Aunque yo, por ejemplo, venga a celebrar los votos aquí, en realidad estoy en la comunidad de Pozuelo de Alarcón», añade.

Las Hermanas de San José de Cluny cuentan con diferentes sedes alrededor de España, en Madrid, Vigo, Novelda, Santiago de Compostela y Pozuelo. Aún así, de una forma u otra, Diana siempre intenta estar conectada con el deporte: «Actualmente formo parte de la junta directiva del club de Cluny en Pozuelo». Para ella, es una forma de seguir tratando de esparcir a través del deporte los valores entre los niños y los jóvenes de la sociedad.

Sor Diana de la Eucaristía López Chavanel desde joven sintió una fuerte conexión con el deporte
Sor Diana de la Eucaristía López Chavanel desde joven sintió una fuerte conexión con el deporte

Gallega pese al DNI

Aunque nació en las Islas Canarias, ella se siente gallega. «Con unos dos años ya recalamos en Vigo, el DNI no lo pone pero yo soy gallega», dice con rotundidad. Es la mayor de cuatro hermanos y precisamente mañana, acompañada de sus amigos y familiares, se consagrará en la capilla del colegio que su congregación religiosa tiene en Vigo, en la institución que, como ella misma dice, «le llevó a Cristo» y en la ciudad que la vio crecer y «descubrir el sueño de Dios».

Manifiesta con nerviosísimo que «es difícil poner palabras a todo lo que está viviendo». Todavía recuerda con ilusión cuando tomó la decisión en el 2014 de ingresar en el noviciado de San José de Cluny, después de una experiencia como misionera con las hermanas de La Plata (Argentina). También permanece en su memoria el momento en que, en julio del 2016, realizó la profesión religiosa de la congregación en la misma capilla donde mañana se consagra.