La primera vez que Vigo recibió a los barcos de la regata «Cutty Sark»

Begoña Rodríguez Sotelino
b. r. sotelino VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

EFE

Navegantes de 81 veleros fueron agasajados con una sardiñada en Castrelos

02 ago 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

«Desde cualquiera de las cumbres que rodean el puerto de Vigo, entre el once y el catorce de agosto próximos, podrá asistirse a uno de los más espectaculares acontecimientos navales que se celebran en el mundo: la llegada, estancia y salida en parada de los veleros que participan en la regata internacional Cutty Sark», así anunciaba La Voz la inminente arribada, por primera vez a Vigo, de la famosa regata internacional, esa especie de Viva la Gente en versión marinera que pone a miles de personas mirando al mar.

Las crónicas recordaban cómo durante meses, la ciudad había trabajado intensamente para asegurarse un éxito como ciudad anfitriona de tan importante certamen naval. «El comité local tiene previstas todas las contingencias: desde los lugares de atraque, aprovisionamiento de los buques, diversiones, espectáculos, actos de agasajo, sanidad, servicios generales, etcétera», aseguraban recordando que la Cutty Sark «se celebra desde hace 25 años y responde a la filosofía de hermanar a los hombres y a los pueblos por medio de la mar».

Una de las novedades de aquella organización, atribuidas a su entonces alcalde, Manoel Soto, fue que los días de regata, a modo de toque de diana, grupos de gaiteiros embarcados despertarían a las tripulaciones, mientras se encontrasen en Vigo, «mediante pasacorredoiras marítimos», describía el cronista. Y es que el alcalde había puesto gran interés en que el evento fuese un éxito para la ciudad. Por lo que se refiere a la inversión, se publicó que el coste para el Concello rondaba «los seis millones y medio de pesetas, incluidos servicios, agasajos, la oficina de información y los gaiteiros embarcados. A cambio del espectáculo del que los vigueses van a disfrutar no parece, ciertamente, excesivo», comentaba el redactor.

Se esperaba para el 11 de agosto la llegada de 81 veleros de trece países, de cuales 48 eran ingleses. El 12 de agosto de 1982 fue jornada de puertas abiertas para visitar los barcos participantes. Recepciones y otros actos sociales amenizaban la estancia de los navegantes en la ciudad, «demasiado corta para los innumerables atractivos que ofrece Vigo», según explicaba entonces el gabinete de prensa de la regata. Por la tarde, las tripulaciones de todos los veleros fueron trasladadas al auditorio del Parque de Castrelos, donde se celebró una sardiñada, se ofreció una muestra de baile gallego y a continuación hubo un baile para los cadetes. El evento fue contado como una apoteosis oceánica desde su llegada hasta su marcha. «Con una mañana espléndida se despidieron ayer de Vigo los marineros de la regata Cutty Sark, a bordo de sus respectivos barcos, dirigiéndose ya al último puerto en que recalará la edición de este año». Sobre las diez de la mañana, los veleros comenzaron a ocupar las posiciones que tenían asignadas para el desfile naval. Cerca de setenta y cinco barcos, en diecinueve filas, iban a pasar en parada frente al puerto vigués, para, a la altura de las islas Cíes, prepararse ya para la salida en regata», relataban en la jornada de despedida, el 14 de agosto de 1982, para seguir rumbo hacia Inglaterra.

El público se había situado en el muelle de la Estación Marítima y según las estimaciones, alrededor de quince mil personas se sumaron a los asistentes en otros lugares de la ciudad que permitían una vista panorámica de la ría, como los parques de O Castro y A Guía. La salida de la regata en parada, deslucida por la falta de viento, estuvo arropada por cantidad de veleros y lanchas que escoltaron al «gran mastodonte» de la prueba, la fragata polaca que abrió el desfile detrás de la humilde representación española.

Entre las críticas, la escasa representación patria en el evento: «España es la gran ausente de tan relevante acontecimiento naval, ya que hasta última hora no está confirmada la participación, siquiera simbólica del Arosa en representación de nuestra Armada. La explicación oficial de la incomparecencia del Elcano es la vacación veraniega de los alumnos de la Escuela Naval Militar», lamentaban. También destacaban como insólita la presencia de una mujer entre aquella tropa. Se trataba de Celia Unger, que además de ser la única patrona, era una figura de la vela de altura internacional. El barco en el que iba al mando de 16 personas era el United Friendly, que fue sexto en la Whitbread Around World Cup aquel año. «Con este mismo barco y en la misma regata ha dado la vuelta tres veces al globo, en la edición 73-74 y en la 77-78. Celia es una mujer que parece cualquier cosa menos una skipper; más una bella dama inglesa que un lobo de mar, aunque de sobra ha demostrado ser esto último», relataban impresionados.

Dieciséis años después, en agosto de 1998, Vigo recibía de nuevo a los veleros más impresionantes del mundo. Como no tenemos memoria, volvíamos a creer que nunca se había visto tanta gente en los alrededores del puerto vigués, contagiada por la fiebre marinera que llegó con la regata que se llamaba Cutty Sark, pero que desde hace 20 años es la Tall Ship Race, es decir, la regata de los grandes veleros.