A Vigo le queda mucho para cumplir la ley de residuos

Antón lois AMIGOS DA TERRA VIGO@TIERRA.ORG

VIGO CIUDAD

Oscar Vazquez

Deberíamos contar con más contenedores marrones para la recogida selectiva de la fracción orgánica

26 jun 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Se atribuye a Mark Twain la frase «la historia no se repite, pero rima» y sería aplicable a nuestra gestión de los residuos urbanos. En la Praza do Rei todavía se toca madera cada vez que se menciona Guixar, y no es para menos. La empacadora quitó y puso alcaldes, costando la alcaldía a Carlos Príncipe por instalarla propiciando que el PP gobernase la ciudad por primera vez por su promesa, después incumplida, de retirarla, y seguimos sin resolver el problema y la herencia de un macrovertedero todavía enterrado en el Zondal y una montaña de cenizas de incineración en Matamá.

Dice la normativa europea que en el año 2020 tendríamos que haber conseguido que el 50 % de nuestros residuos se depositase en los contenedores de recogida selectiva. Pasó la fecha límite y tanto a nivel estatal como autonómico incumplimos ampliamente la directiva, quedando por debajo del 38 %. En breve nos llegará la multa por este incumplimiento. En Vigo no mejoramos la media precisamente: cada vigués y viguesa genera unos 438 kilos de residuos anuales, de los cuales solamente 30 (datos del año 2020) terminan en los contenedores amarillo y azul.

Con el anuncio el mes pasado de la adjudicación del nuevo contrato de gestión de residuos se nos recordaba que el 86 % de nuestros residuos terminaban en el contenedor verde (solo un 14 % para el reciclaje, menos de la mitad de la media). O bien estos datos del propio Concello están equivocados o quien está equivocada es la campaña publicitaria que afirma que Vigo es la ciudad «que más y mejor recicla». Tampoco sería excepcional esta discrepancia entre la realidad y la propaganda teniendo en cuenta que desde la alcaldía se sigue afirmando esta misma semana que Vigo es la ciudad española con más escobas de platino cuando en realidad empatamos con A Coruña y Sevilla en ocho distinciones y mientras Oviedo y San Sebastián tienen diez.

Sirva este prólogo para recordar el siguiente plazo límite que se nos viene encima para cumplir otro de los requerimientos de la directiva europea de residuos a su vez trasladado con un importante matiz a la ley estatal, ambas de obligado cumplimiento: el próximo viernes, 1 de julio, todas las poblaciones de más de 5.000 habitantes deberían contar con nuevos contenedores marrones, para la recogida selectiva de la fracción orgánica. Decíamos que existe una diferencia en la trasposición de la normativa europea a la ley estatal: Europa fija el plazo límite para la instalación de estos contenedores a finales de 2023, pero la ley estatal de residuos adelantó esta exigencia a finales de junio de este año. En el caso de Galicia, solo cinco de 113 concellos cumplen la norma y Vigo no es uno de ellos. En nuestra ciudad son unas 1.400 toneladas diarias de biorresiduos, para lo que necesitaremos 2.000 nuevos contenedores con sus camiones específicos para su vaciado y transporte a una nueva tolva instalada en la empacadora de Guixar, en donde compactarlos para su envío a una planta de compostaje o bioestabilización, y todo esto antes del viernes. No adelantemos acontecimientos, pues faltan todavía cinco días para que termine el plazo, pero nos arriesgamos a afirmar que no lo vamos a cumplir como ya advertimos hace meses.

La propia conselleira de Medio Ambiente declaraba hace una semana que no solo Vigo, sino en general prácticamente toda Galicia, incumpliría esta ley estatal y que la Xunta no sancionaría a ningún concello, aunque sí podría (y debería) hacerlo el Gobierno central, lo que nos lleva a una pregunta pertinente: ¿Una ley estatal, de rango superior a las normativas autonómicas, no obliga a las comunidades a su cumplimiento? En cualquier caso recordemos que la ley estatal dicta que son los concellos los responsables.

Decía Darwin que la historia se repite, y ese es uno de los errores de la historia. La gestión de los residuos en Vigo es un buen ejemplo. Aprendamos y apliquemos las tres R: reducir, reducir y reducir los residuos que generamos, y compostaje. El reciclaje viene mucho después y solo para lo que no se pueda reducir y reutilizar, que es la prioridad.