El príncipe de los bocatas de jamón asado

Begoña Rodríguez Sotelino
begoña r. sotelino VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

XOAN CARLOS GIL

Lareca, en la zona de ocio de Churruca, empezó hace 25 años resolviendo el hambre que da salir de marcha y ahora ofrece sesiones vermú dominicales en colaboración con otros establecimientos de hostelería

19 jun 2022 . Actualizado a las 02:23 h.

Hay situaciones en las que el hambre aprieta de forma fulminante. Salir de copas es una de ellas. La nocturnidad agrava el cuadro clínico de los que tras largas horas de cháchara, música y risas, acaban con ganas de un bocado de proteínas que aporten la fuerza necesaria para llegar a casa. Así fueron los principios del Lareca, uno de los clásicos de la zona de ocio del barrio vigués de Churruca en la que el pionero fue el Rin Ran. Tras el rey de los bocatas de calamares, llegó el príncipe del jamón asado. Ambos se mantienen como dos emblemas en la misma calle, aunque en el escenario han cambiado bastantes elementos del atrezo desde los años 90.

Jorge Varona fue el que puso en marcha el Lareca en 1997 con un modelo de bocatería de paso, que durante un tiempo llegó a dar menús al mediodía pero se consagró despachando en una especie de mostrador desde una ventana hacia la calle. Su horario hasta casi la salida del sol acompañaba a su clientela en el trasiego en el que unos bares cerraban y otros aún estaban a punto de subir la verja. Con los años se reformó y se amplió el local para poder albergar clientela en su interior y su jornada laboral se situó en una franja más armónica con la luz natural que ahora no pasa de las 3 de la madrugada los fines de semana y también tiene que ver con el cambio de costumbres de la población, que durante la pandemia adelantó las horas de salir a comer, cenar o ir de copas.

Su actual gestor es David Varona (Vigo, 1981), hostelero y a su vez, payaso y malabarista, que formó parte de Circo Escarranchado. Aunque ya llevaba años trabajando en la bocatería familiar, hace ocho tomó el relevo de su hermano cuando tuvo que dejarlo por problemas de salud. De la primera época, David recuerda pocos compañeros de viaje en una hostelería incipiente. La Iguana, el Batallón o el Arco da Vella son de los pocos que le vienen a la memoria. Este último era el único que se encontraron funcionando cuando abrió el Rin Ran en aquella calle a la que vieron posibilidades de futuro a pesar de que en 1990 era un erial, pero también una zona de rentas bajas que permitía a los emprendedores poner en marcha sus negocios sin arruinarse pagando el alquiler.

Lareca comenzó su historial teniendo en su carta tres ases en la manga que eran, y siguen siendo, los bocatas de jamón asado que llevan el nombre del local, y los de calamares y tortilla, «esos son los clásicos básicos, aunque hay muchos más, pero lo que sí decidimos retirar de la carta son las hamburguesas porque en Vigo hay una oferta desmesurada», valora.

Como casi todos sus compañeros del sector, durante los largos meses de restricciones por la pandemia, el establecimiento, que siempre ha sido entre vespertino y noctámbulo, comenzó a probar nuevas propuestas y entre ellas, hacer colaboraciones en formato jornadas gastronómicas con amigos de otros restaurantes. «Se venían a cocinar a nuestro local en sesiones vermú que hemos empezado a retomar de nuevo con Nikko y con Cociña Enxebre, con menú asiático en un caso y oriental en el otro», informa, aunque opina que durante el verano quizás ralenticen un poco las citas porque no es buena época mientras el calor tire del personal hacia las playas. La próxima que tienen prevista será con Omichi Ramen Bar, vecinos en la paralela calle Rogelio Abalde.

Respecto al famoso bocata lareca, el de jamón asado, Varona opina que el secreto está en la salsa, y revela que se debe a que la hacen un poco diferente a la mayoría, ya que no lleva zanahoria y en cambio, incluye ingredientes como cerveza o pimienta cayena.

David explica que con los años, la bocatería se ha convertido en un espacio de ambiente intergeneracional frecuentada de martes a sábados por gente de todas las edades, desde veteranos de Churruca a tribus renovadas como la de los skaters de Vigo. De hecho, en la decoración del local se evidencia la presencia de las tablas de patinadores y el sello de artistas locales que le han dado su toque personal. Hace un mes pintaron la verja autores del colectivo Paisajistas, también hizo colaboraciones en sus paredes el grafitero El Chek, de Skunk D.F. y anteriormente, la verja exterior la decoró Mishka, propietario del Vaiche Boa.

De cuando en cuando, David Varona regresa a su faceta como artista. Deja la barra y se sube al escenario. La próxima cita para verle en su otra vida es mañana, sábado, a las 21.30 horas en la sala Doppler (Martín Codax, 21), en el espectáculo de Novo Circo Galego, tipo cabaré. En él da vida a Jack Johnson junto su compañero, que encarnará a John Jackson.

Desde 1997

Dónde está

Churruca, 11. Vigo.