La trama que explotó a 7 guatemaltecas se salda con multas de 240 a 720 euros

e. v. pita VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

Juzgados de Vigo donde se llevó la causa
Juzgados de Vigo donde se llevó la causa E.V.Pita

La Fiscalía benefició a una red que introducía inmigrantes ilegales en España con la atenuante de dilaciones indebidas de la Justicia porque la vista tardó seis años en celebrarse

25 may 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Seis acusados de favorecer la entrada ilegal en España de siete turistas guatemaltecas aceptaron ayer multas mínimas, la menor de 240 euros y la mayor de 720. Los implicados exigían a las víctimas el pago de una deuda inflada de 6.000 euros por el viaje. Se declararon culpables a condición de librarse de la cárcel y pagar solo las multas por un delito de favorecimiento de la entrada de inmigrantes ilegales.

El acuerdo de conformidad se celebró ayer en el Juzgado de lo Penal número 2 de Vigo. La Fiscalía rebajó su petición inicial de cuatro años de cárcel para el cabecilla de la red y de 9 a 18 meses por coacciones para el resto de la trama. Para ello, les benefició con la atenuante de dilaciones indebidas porque la vista tardó seis años en celebrarse.

Tras una negociación, el juzgado solo les impuso multas, las de mayor cuantía a los cabecillas. Una séptima acusada está en paradero desconocido y la denuncia contra la octava fue archivada.

Los hechos se remontan al 2015 y 2016 cuando varios implicados reclutaron a mujeres que vivían en la pobreza en Guatemala, algunas de ellas parientes. Tras conseguirles una carta de invitación expedida por un cómplice de Vigo, les organizaban el viaje en avión y les compraban los billetes de ida y vuelta con el visado de turista, lo que era un fraude ya que su intención era asentarse en España para trabajar sin permiso ni contrato. Luego, llegaba la sorpresa. Tras aterrizar en España y alojarse en Vigo, la red les exigía el pago inmediato de una deuda de 4.000 a 6.000 euros por el viaje, y que era una cuantía inflada. Para cobrar coaccionaban a las inmigrantes ilegales para que aceptasen cualquier trabajo, incluso la prostitución, a lo que ellas se negaron. También presionaban a sus familias en Guatemala. Muchas encontraron trabajo como empleadas del hogar en casas de Vigo gracias a la mediación desinteresada de unas monjas.