Sin embargo, el tribunal replica que Papuchi puso en marcha un gran despliegue para hacer atractivo «que los menores aceptaran sus propuestas de contenido sexual». Ven probado que el hostelero abusó de una posición reconocida de confianza, autoridad o influencia sobre la víctima para que realice actos de carácter sexual.
Existía «consciencia, conocimiento y búsqueda de las víctimas con el perfil de la menor edad para realizar con ellos los actos sexuales». Se trataba de varones menores de edad, «hacia los que podía sentir algún tipo de inclinación o apetencia sexual, siendo este dato de la menor edad, una cuestión en la que solía incidir, por cuanto consideraba que sus víctimas serían más fácilmente maleables».