Su compañero de fuga presentaba un don delante de su nombre, lo cual significaba que era una persona de una familia de cierta posición. Se llamaba don Bernardo Lastres. También medía 5 pies, pero su edad se reducía a los 22 años. Era de «cara larga, color blanquecina, patilla grande, ojos castaños, barbilampiño, nariz larga, pelo negro, crespo y largo», mientras que vestía una chaqueta azul, chaleco encarnado, «calzón de casimiro blanco», zapato puntiagudo y medios botines negros.
Cárcel de Vigo
Añadía la nota que estos dos ladrones iban acompañados por dos «mozas vestidas la una de saia y mantilla negras, alta de cuerpo, oyosa de viruelas, color encarnado y la otra, pequeña de cuerpo, color blanquecino de zagal». Con semejante descripción y, sobre todo, a la velocidad que se transmitían las noticias, lo normal era que no fueran capturados nunca, pero en el caso de que fuesen apresados en Vigo, a la espera de su traslado a la cárcel real de A Coruña, los prófugos sufrirían la reclusión en un espacio que necesitaba urgentes reparaciones.