Dicho despido ha llegado al Congreso, donde Aena ha alabado la privatización de las torres, asegurando que «la liberalización del servicio de control de aeródromo ha generado una significativa mejora de la calidad y eficiencia de estos servicios» sobre los niveles que ella misma prestaba antes. La empresa gestora de los aeropuertos, que cuenta con un 51 % de capital público, manifestó al hilo de una pregunta formulada por el BNG a cuenta del primer despido, que la privatización de las torres «ha beneficiado a los usuarios de los aeropuertos, tanto aerolíneas como pasajeros».
El sueldo de los nueve controladores de Vigo sumó el año pasado 405.114,31 euros, estando previsto para el 2022 un aumento global del 1,9 %. El controlador con más antigüedad gana 63.000 euros al año y la que menos, con una permanencia en la empresa de menos de tres años, no alcanza los 38.000 brutos, salarios muy por debajo de los que percibía el sector antes de privatizarse parte de las torres de control. Cada controlador gasta entre 50.000 y 60.000 euros en su formación inicial.