




Políticos y empresarios propusieron superficies comerciales, cuatro rascacielos y eliminar el tráfico rodado en Jacinto Benavente. Veinte años más tarde, la zona más degradada del casco urbano de Vigo acumula naves e inmuebles sin ningún uso y que afean el entorno portuario
29 mar 2022 . Actualizado a las 00:45 h.Es la zona más castigada del centro de Vigo y continúa degradándose sin aparente remedio. En la calle Jacinto Benavente, la trasera de la avenida de Beiramar, el deterioro de edificios y naves industriales sin uso avanza silenciosamente, sin propuestas sólidas de intervención sobre la mesa. Veinte años después de que se plantease su recuperación, las fricciones entre Puerto y Ayuntamiento no se han resuelto en este tramo de 600 metros pegado a los muelles y la lonja que sigue dedicado, fundamentalmente, a la actividad frigorífica. Atrás quedan las promesas de humanizarlo y reconvertirlo en una zona residencial y de servicios.
Popularmente conocida como Beiramar, hay que diferenciar entre la fachada marítima, gestionada por la Autoridad Portuaria de Vigo y más desarrollada, y Jacinto Benavente, donde hay edificaciones en propiedad, no concesiones, que están sujetas a las normas urbanísticas del Concello vigués. Ambas son zonas especialmente sensibles en términos urbanísticos y de edificación, pero la última parte es donde se concentran la mayoría de naves industriales abandonadas. Hay cinco que suman 53.456 metros cuadrados construidos.
Desde la antigua Casa Mar y hacia la plaza de la Industria Conservera, la primera edificación abandonada es una nave de piedra de 1967, con una superficie construida de 3.802 metros cuadrados. Se la dividían entre Pescados Molagón y Fletaport. El lugar fue sometido a cautela arqueológica por formar parte del yacimiento romano de las calles Marqués de Valterra y Juan Ramón Jiménez. Quien quiera construir ahí, deberá presentar una propuesta ante la Dirección Xeral de Patrimonio Cultural.
Muy cerca, en el número 21 de Jacinto Benavente, se encuentra el edificio en el que trabajaba la plantilla de Frigodis, del grupo Pescanova, con una superficie construida de 20.947 metros cuadrados. Se terminó su edificación en 1970.
Al lado, en la parcela 25, está la nave que regentaba Pescapuerta antes de deslocalizar su actividad en Mos. El tamaño de la construcción es de 11.469 metros cuadrados dedicados, fundamentalmente para usos industriales y almacenaje. Entre este inmueble y el anterior se ha improvisado un aparcamiento para trabajadores de la zona.
Otra mole abandonada en esta misma acera es la del número 31: 15.198 metros cuadrados construidos divididos en cinco alturas y con una fachada de colores rosa y azul pastel de la década de los años 60 del siglo pasado. Está completamente desangelada.
Dos edificios más adelante se encuentra un edificio que ardió hace solo dos semanas. Prensol, una empresa dedicada al diseño y la fabricación de piezas metálicas, fue su último inquilino antes de quedar abandonada. El tejado de estos 2.040 metros cuadrados se derrumbó con el último fuego de la zona, quedando todo prácticamente calcinado e inútil.
Entre los cinco asilvestran uno de los ejes clave de la ciudad, en pleno casco urbano, continuación de la zona central del puerto y del Casco Vello e imagen de la fachada marítima. Lo primero que ven quienes se adentran más allá de la plaza de O Berbés o acuden al auditorio. Y no son pocos.
El antiguo edificio de Frigoríficos Berbés, empresa ya extinguida, engrosa actualmente la lista de la degradación de Beiramar. Pero, si todo sale según lo previsto, será solo a corto plazo. Nueve años después del incendio que provocó el desplome de su cubierta (había ocurrido otro antes, en 2011), ha despertado el interés de Comercial Pernas a través de Centro Logístico Puerto de Vigo (CLPV). Frente a la propuesta derogada de Emenasa, es el grupo que pretende recuperar la actividad frigorífica en esta instalación de 3.300 metros cuadrados. Y esta es otra cuestión clave.
El Plan Xeral de Ordenación Municipal (PXOM) del 2008 dibujaba una Ciudad del Frío en Matamá, un polígono para trasladar las empresas portuarias del entorno de Beiramar y dar paso a torres residenciales. Durante su mandato como presidente de la Autoridad Portuaria de Vigo, Abel Caballero también ofreció a la red empresarial frigorífica de Vigo espacios para sus instalaciones en la plataforma logística de Salvaterra de Miño. Todo aquello quedó en papel mojado. En el 2015, la anulación del proyecto ideado durante la alcaldía de Pérez Castrillo supuso el fin de las intenciones de alejar los congeladores del centro de la ciudad. Veinte años después, la situación del entorno de Beiramar es la misma. El nuevo Plan Xeral, aprobado inicialmente, descartó la Ciudad del Frío. Recalificaciones congeladas.
La falta de acuerdo para la regeneración de la zona se convirtió en un punto de desencuentro entre la Alcaldía y la concesionaria del auditorio Mar de Vigo, que alegó como uno de los motivos de su quiebra la falta de cumplimiento por parte del Ayuntamiento a la hora de acondicionar la zona para uso comercial y residencial, como habían prometido.
Los cuatro rascacielos de veinte alturas que se planificaron en el frente marítimo en su momento siguen ahora ocupados por los frigoríficos del pescado. La propuesta pasaba por edificar 112.392 metros cuadrados, generando un negocio de 96 millones de euros.
Más reveses. Empresarios de la zona entregaron al gobierno de Ventura Pérez Mariño un estudio de viabilidad para crear en la franja portuaria una gran superficie comercial y de ocio de 64.000 metros cuadrados. El proyecto quedó en tierra de nadie. Caballero presentó el proyecto de un World Trade Center cuando era presidente portuario.

El equipo redactor del Plan Xeral aprobado en el 2008 planteó la eliminación el tráfico rodado en el entorno: una avenida peatonal con un túnel que absorbiese los vehículos. Se trataba de una intención especialmente sensible teniendo en cuenta el volumen industrial de la zona y la influencia de las diferentes divisiones del puerto.
En los últimos veinte años, Cordelerías Mar ha supuesto la excepción. La constructora Inveravante, del grupo Jove, ha podido acometer una urbanización de 155 viviendas con zonas verdes y piscinas, ocupando una superficie de 7.000 metros cuadrados de la antigua factoría. Pero el resto de Jacinto Benavente sigue a la espera de la prometida transformación por parte de partidos políticos de todas las ideologías.
Al margen de las viviendas de Inveravante, el único movimiento que se adivina es el de la vieja nave de Frigoríficos Berbés , que endrá nuevo dueño en la empresa Centro Logístico Puerto de Vigo (CLPV). Ha sido la única que ha presentado una oferta al concurso de la Autoridad Portuaria. Con esta nueva adjudicación, el Puerto da salida a todas sus dependencias en la fachada marítima.

CLPV, cuyo principal representante es Comercial Pernas, dedicará la nave, que se encuentra completamente degradada y con su cubierta desplomada, a actividades frigoríficas. Se trata de una extensión de su ubicación actual, en el 22 de la calle Jacinto Benavente, una nave que reformó acoplando las antiguas pertenencias de Pescanova y Pescapuerta. Con esta operación, se lleva una nueva parcela de 3.300 metros cuadrados y 14.500 de superficie construida, duplicando su capacidad actual. Las obras deberían comenzar a partir del próximo año, según las estimaciones.
En el concurso, la participación se restringió en el uso de esta nave de Frigoríficos Berbés a empresas de la industria del congelado. En otros edificios al comienzo de la avenida de Beiramar ya se apostó en su momento por la creación de oficinas para el sector pesquero.
El grupo alemán Lidl iba a instalarse en Frigoríficos Berbés, lo que hubiese supuesto una revolución en la zona, pero lo descartó y aprovechó la oportunidad que dejaba, entre el final de Jacinto Benavente y la calle Coruña, la juguetería Toys ‘R' Us. También descartó hacerse con el viejo frigorífico incendiado Emenasa, que tiene dos naves al lado. El grupo que preside José García Costas se descolgó por motivos que no han trascendido. Su intención era ampliar dotaciones para actividades de reparación naval.