Los felices años veinte en Vigo

j. miguel gonzález fernández

VIGO CIUDAD

CEDIDA

Tras la Gran Guerra se generalizó el transporte en automóviles

07 mar 2022 . Actualizado a las 23:34 h.

Entre la fuerte crisis económica (y la epidemia de gripe) tras la Gran Guerra hasta el crac de la bolsa de Wall Street y el agresivo expansionismo de Hitler, media una década conocida como los Felices Años 20. Avances tecnológicos, diversión y consumismo se extendieron como un reguero sobre todo entre las clases medias. Vigo, ciudad dinámica y abierta, no se iba a quedar atrás.

Hoy nos resultaría impensable, pero se hizo costumbre alquilar automóviles de particulares por personas sin especial significación que tenían asignada un tramo de acera para estacionar, debían llevar contador (taxímetro) y una buena tapicería, para circular por todo el municipio.

Se generalizó el transporte en automóviles y furgonetas hasta el recién inaugurado estadio de Balaídos cuando en él se celebrasen festivales o partidos de fútbol, no apareciendo los ómnibus hasta comienzos de la década de 1930; adviértase que las furgonetas eran recicladas de ir a las ferias para venta de frutas o patatas. El Concello fijó la tarifa en lugar visible de como máximo una peseta por viaje.

El tráfico ya se estaba poniendo imposible. Los ediles en 1928 se quejaban de la saturación. Se cerraban calles a la circulación, caso de Carral; se limitaba el horario de tránsito por Príncipe (de 7 a 9/10 de la tarde); se obligaba a reducir la velocidad ante escuelas y entradas de la población...

Los grandes comercios también se las ingeniaban para estar a la moda, así, Almacenes San Juan, en la rúa Joaquín Yáñez, instalaba en el vestíbulo un fonógrafo con altavoz. ¿Música o anuncios? Uno de los primeros elevadores de Vigo lo tuvo el local de T. González en Policarpo Sanz. El Palacio de la Moda, de E. Romero, gastaba rótulo eléctrico.

La imagen se convirtió en un icono popular en esta época. Dos empresas: La Pharos y Noroeste pugnaban por las paredes descubiertas y papeleras para colocar carteles publicitarios; hubo quejas de que se amontonaban. Había también rótulos luminosos en lo alto, destacando el de seis metros en Elduayen para anunciar partidos de fútbol, siendo cambiable el texto. Café-bares chic con todas las comodidades no faltaban: Hispano-Americano, el Moderno, el Universal y Ideal y el Petit Bar.

A falta de televisión, los vigueses eran ávidos lectores. Vigo era la ciudad de los quioscos de venta de periódicos y revistas, a la vez de huevos y otros productos; los había por decenas. Había puestos en lugares estratégicos del centro para vender frutas, pan de O Porriño, y helados (los Manouk hacían furor), en verano, y churros o castañas, en invierno, y hasta de turrones por Navidad.

Pintores en Príncipe

Varios circos ambulantes, como los Américan Cirque, Circo Basalo y Circo Ecuestre, se instalaban de siete a veinte días en la Alameda para regocijo de los concurrentes. Algunos pintores y dibujantes al natural se concentraban en Príncipe. Se llevaban espectáculos de varietés al aire libre por los barrios. En una valla de la Porta do Sol se pasaban películas a la intemperie. Pero había también en un bajo objetos de cera y otro de exposición zoológica. Los billares, igualmente, eran muy populares. En la Alameda, los domingo actuaban gaiteros y por allí andaban ambulantes los ampliadores de fotos y estampas litográficas morales.

El disfrute de las magníficas playas del litoral vigués ya era algo cotidiano. Había vehículos que partían desde Bouzas y Vigo hasta el arenal de Alcabre y menos a Canido y Samil .Por cierto, allí se instaló en 1933 el primer puesto de bebidas refrescantes para los bañistas. (También en el paseo de O Castro).

Se cuidaba la higiene. Había varios evacuatorios públicos, incluso en el cementerio, con limpiadoras municipales siendo el último en desaparecer (y algunos lo recordamos) el de la plaza de Argüelles. Aun así hubo que habilitar uno en la Plaza de Portugal, impotentes de controlar las micciones en las pérgolas y las defecaciones en los pilones de la zona que daba a la calle.

Historiador y miembro fundador del Instituto de Estudios Vigueses