De «muiñada» por el área de Vigo

Jorge Lamas Dono
jorge lamas VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

Cada río posee varios molinos, algunos de los cuales han sido restaurados y se pueden visitar

27 feb 2022 . Actualizado a las 01:45 h.

La obtención de la harina es un hito en la humanidad porque supone un salto alimenticio cualitativo. Ligados a ese proceso están los molinos. Si en los primeros momentos eran de mano, el aumento en la producción obligó a buscar soluciones, que desembocaron en artefactos de molienda movidos por las corrientes de los ríos, las mareas y el viento. En el área de Vigo hubo molinos de viento, aunque han desaparecido casi todos. Por aquello de las curiosidades históricas, donde hoy en día se abre la plaza de España, en la ciudad, el empresario Norberto Velázquez Moreno tuvo un molino de viento de carácter industrial, ya que toda la harina que fabricaba iba destinada al pan de tropa que se realizaba en O Porriño.

En la parroquia de Navia se conservan las ruinas del único molino de viento que llegó en esta zona a nuestros días. Está situado en el Camiño da Quintela y su estado de conservación es muy malo. Hay molinos de viento también en Camposancos, en A Guarda, todos reconstruidos y sin ejercer la función para la que fueron creados, y también en la fachada costera de este mismo municipio.

Pero el sistema motriz más común en Galicia es el hidráulico. Tuvo un auge extraordinario a raíz de la introducción del maíz y el centeno, a partir del siglo XVII. Los expertos dicen que comenzó esta introducción en la costa y se fue expandiendo hacia el interior aunque sin sobrepasar un altitud determinada. Aunque no los veremos ahora, la presencia de los molinos está íntimamente ligada a la de los hórreos ya que estos eran el lugar de almacenamiento del grano.

Sin duda, el sistema de molinos del Folón y Picón, en O Rosal, es el más famoso. El Concello acaba de recuperar el conocido como Muíña da Ferra, propiedad de Nemesio Castro. El conjunto del Folón está declarado como bien de interés cultural. Tienen la peculiaridad de estar alineados en pendiente, lo que permite que el agua vaya recorriendo los distintos ejemplares, circunstancia que en su día aumentaba notablemente la rentabilidad.

En Redondela, especialmente en torno al río Alvedosa, se suceden varios molinos con dos moas. Especialmente hermosos son los de Reboreda, alguno de ellos hoy en día transformado en establecimiento de hostelería.

Los molinos gallegos giran en torno a dos tipos: los que tienen el rodicio sobre el cauce del río y los que emplean canales y un cubo para trasladar y precipitar el agua sobre las aspas de hierro. Esta maquinaria motriz se sitúa en la parte baja, mientras que arriba está la zona de la molienda. Es lo que en Galicia se conoce como tremiñado.

Del otro lado de la ría se puede seguir un bello sendero por el río da Fraga de Moaña. Los molinos se suceden en distintos grados de conservación hasta desembocar en A Xunqueira. Para una visita sencilla con niños también está el Bosque encantado de Aldán, en Cangas, donde, tras pasar el acueducto, se pueden ver varios molinos sin andar demasiado.

Bastante más complicado es el sendero de los ríos Deva y el Calvo, en A Cañiza. En este caso, no solo se encontrarán distintos molinos, algunos monumentales, sino que también se podrá ver con claridad el sistema de levada de aguas a través de canales hacia los molinos, todo ello en una naturaleza desbordante.

Crecente es otro municipio donde los molinos de río se suceden en entornos idílicos. Sobresale el de O Surreiro, en la parroquia de Rebordechán, se sitúa en O Surreiro. Llama la atención la consistencia de las canalizaciones de agua. En Covelo se recuperaron en los últimos años varios molinos. Por aquello de estar próximo a la playa fluvial y por su buen acceso, apuntamos el de Maceira, pero también es digno de ver el conjunto de Portofurado.

El molino de Xan do Alén, en Mondariz, destaca por tener dos rodicios, pero, sobre todo, por su acueducto. Está situado, junto a otros tres, en la parroquia de Gargamala en las estribaciones de O Suido. En Ponteareas se pueden recorrer varias sendas de río en la que se encuentran numerosos molinos, como ocurre en los ríos Uma y Couso.

Ya es curioso, pero en Vigo, la mayor ciudad de Galicia, existen numerosos molinos, algunos de ellos de gran importancia, como son los de Maquías y Seoane, ambos de gran monumentalidad. En San Miguel de Oia, los vecinos recuperaron recientemente los de Gontade, pero también su historia a través del blog memoria de Oia. Os muíños de Gontade que mantiene Bernardo Vázquez Acuña.

Porque los molinos fueron algo más que lugares donde se molía el grano de los cereales. Fueron puntos de socialización, durante siglos, para unas gentes con pocos momentos libres al día. De ellos nacieron la muiñeira y canciones populares con carga erótica, lo que apunta a que también fueron lugares de encuentro para amantes.