Un ilustre vigués llamado corzo

Antón lois VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

Ana Vázquez

No es extraño detectar a estos animales que escapan muy rápido por timidez

07 feb 2022 . Actualizado a las 20:48 h.

Hoy les queremos presentar a un ilustre vecino, y quizás les sorprenda saber que en Vigo y alrededores tenemos un representante de la familia de los cérvidos en nuestros montes. Nos referimos al corzo (Capreolus capreolus para los íntimos). A nuestros amigos se les nota la familia, tanto que su aspecto lo podríamos resumir como un ciervo pequeño, que es una confusión frecuente, pero afinando encontramos diferencias en su tamaño. Apenas supera el metro de longitud y poco más de altura (los ciervos sobrepasan los dos metros de longitud).

 La diferencia de tamaño tiene su equivalencia en el peso, de unos 30 kilos en los corzos frente a más de 150 de los ciervos. El pelaje suele ser marrón en verano y grisáceo en invierno y destaca en su parte trasera, junto a su pequeña cola, una mancha blanca que utilizan como reclamo cuando están en grupo y para enviarse señales visuales de alerta, aunque los corzos son más bien solitarios o viven en grupos pequeños.

Los jóvenes tienen manchas blancas moteadas en su pelaje, que les ayudan a mimetizarse con la vegetación y que irán perdiendo al hacerse adultos. Su cornamenta, que tienen solo los machos y pierden a finales de otoño para renovarla en primavera, es mucho más discreta que la de sus primos. Con una ramificación de tres puntas no suele superar los 30 centímetros, a diferencia de los ciervos que, también en los machos, es mucho más ramificada y con el tiempo puede superar el metro y medio.

La diferencia entre estos tipos de cornamenta tiene que ver con su utilidad. Para los corzos no es un arma de defensa ni enfrentamiento, sino que la utilizan, sobre todo, como herramienta para marcar su territorio. En rigor, deberíamos llamarlas cuernas, pues los cuernos son los que no se cambian anualmente, como los de los bóvidos (cabras, vacas etc..).

 En lo que se refiere a nuestro entorno, la otra gran diferencia es que, si exceptuamos los ejemplares encerrados a cadena perpetua en el zoo, en toda el área metropolitana de Vigo, en su sentido más extenso, no hay ciervos en estado silvestre. Su alimentación consiste fundamentalmente en hojas de árboles y arbustos y bayas silvestres, aunque si no hay otra cosa, se adaptan al pasto, lo que les convierte en buenos aliados contra los incendios y, es precisamente su facilidad de adaptación, un factor decisivo para su presencia relativamente cerca de zonas pobladas, incluso ciudades.

 Una característica sorprendente de las corzas es la conocida como diapausa embrionaria, que viene siendo su capacidad para retrasar la gestación tras el apareamiento durante meses, esperando que las condiciones de alimento y refugio sean las más favorables para traer al mundo a sus crías. Nuestros ilustres vecinos sobreviven a pesar de sus muchas amenazas, especialmente los incendios, que les privan de alimento y refugio. Otro problema son las cada vez más numerosas vías de comunicación que atraviesan sus territorios y se saldan con un alto índice de atropellos.

 Al menos los corzos carecen de depredadores naturales en nuestro entorno, si exceptuamos a los cazadores que entrarían en la categoría de amenaza recreativa, o deportiva como prefieran denominarla. Sirva esta última referencia para recordar que hoy se celebra también en Vigo la tradicional manifestación contra la caza.

 Por eso, porque las escopetas suelen estar alertas, permitan que no les demos datos concretos de donde viven en nuestras proximidades, pero digamos que en el término municipal de Vigo, Nigrán, Redondela, Soutomaior... todavía tenemos corzos y quizás algún día paseando por el monte tengan un feliz encuentro, que suele consistir en una visión fugaz del animal escapando a toda prisa, porque son muy tímidos y huidizos y con su excelente oído y olfato detectan pronto nuestra presencia.