La venta de tabaco en Vigo cae en picado por las restricciones en la hostelería

María Jesús Fuente Decimavilla
maría j. fuente VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

M. Moralejo

Las compras en máquinas son las que más han bajado debido a la prohibición de fumar en terrazas, aunque el cierre del ocio nocturno también contribuye

14 ene 2022 . Actualizado a las 00:25 h.

Quién les iba a decir a los estanqueros cuando hace una década apuntaban al contrabando como el principal causante de sus males que aún les esperaban tiempos peores. De tal forma se han habituado a las consecuencias de la pandemia, que en la actualidad ya celebran cualquier repunte en las ventas por mínimo que sea, aunque sigan cayendo como ha sucedido en el 2021. El mayor descenso se ha registrado en lo que llaman el segundo canal, o lo que es igual, en la venta a través de las máquinas instaladas en bares y en otros locales relacionados con el ocio, según constata la Asociación Provincial de Estanqueros. Esta circunstancia repercute a su vez en los estancos que tienen a las máquinas como sus principales clientes. Sobre el 60 % del tabaco que se despacha en la provincia se consume en Vigo. En un año normal se compran en la ciudad en torno a 2,5 millones de cajetillas al mes, una cifra a la que en los dos últimos años no se ha logrado llegar y que dudan se vuelva a alcanzar.

«En general, bajó todo, pero la venta de cajetillas de tabaco en las máquinas se ha notado mucho, ha tenido una bajada grande. Ahora la gente lo compra directamente en los estancos y se va a fumar a casa, que es en el único sitio donde lo puede hacer», explican en la cafetería La Isla, en la avenida de Martínez Garrido. Reconocen que el descenso en las ventas ya lleva tiempo, pero que el mayor bajón ha tenido lugar en el último mes. «Antes, diciembre era una locura y esta vez no ha sido así, desde junio o julio se ha notado. En lo que va de año es impresionante, no hay casi venta», indica.

En el mismo sentido se pronuncian en la cafetería Simbad, frente al Hospital Povisa. «Desde que empezaron las prohibiciones se ha notado, la gente compra menos tabaco al no poder fumar en la terraza; además tenemos que avisar a los clientes. La verdad es que es todo muy complicado», se lamenta la encargada. A la Cafetería Maracaibo, en la Alameda, le han salvado las atracciones navideñas.

Otros establecimientos han optado por deshacerse de las máquinas, como se advierte en las páginas de Internet destinadas a la compraventa de productos de segunda mano. «Máquina expendedora de tabaco en buen estado» se ofrece en uno de los anuncios por 295 euros. Para paliar las pérdidas muchos locales las han cambiado por otras de bebidas y todo tipo de productos. También los estancos se han reinventado, como hizo El Lebrijano, en Bouzas, donde incluyeron papelería y ampliaron el horario.

MARCOS GAGO

«Llevamos años denunciando a las autoridades la venta de picadura en Internet, pero sigue»

El presidente de la Asociación Provincial de Estanqueros, Santiago Baleirón, sabe de sobra que la situación no volverá a ser la misma que cuando se podía fumar en las terrazas de los bares y, ya no digamos, en el interior de los locales de ocio nocturno. Sin embargo, prefiere mirar para adelante y ver lo poco que hay de positivo en la actualidad. «Este año que ha terminado ha sido algo mejor que el anterior. Si en el 2020 la caída de las ventas fue de un 30 %, en el 2021 se recuperó un poco y la bajada se situó entre un 20 y un 25 %», comenta. Admite que el bajón de las ventas en máquinas ha sido general en la provincia y que Vigo no es ajena a esta tendencia, que supone un varapalo para el sector. «En los establecimientos que suministran a las máquinas bajó mucho más que en los estancos que venden directamente al cliente porque al no poder fumar en las terrazas y permanecer cerrados durante mucho tiempo los establecimientos de hostelería y de ocio nocturno, se nota mucho», indica.

 Pero si algo le sigue preocupando al representante provincial es lo que pasa con el tabaco de picadura, una batalla que aún no han conseguido ganar. Se trata de la venta fraudulenta por Internet y, pese a que se han llevado a cabo operaciones policiales para acabar con ella, de momento no se ha conseguido erradicar. «Se trata de atajar, pero es un volumen muy difícil de controlar, llevamos años denunciando a las autoridades la venta de picadura en Internet, pero se sigue produciendo con el peligro que supone desde el punto de vista sanitario», explica.

Advierte que hay personas que solo se fijan en el precio, ya que un paquete puede costar en un estanco 5 euros y en la red por ese precio se puede adquirir un kilo. Sabe de algunos sitios donde se vende, pero, dice, «no podemos levantar la liebre». También prefiere no concretar las zonas en las que se recurre más a este tipo de tabaco, aunque lógicamente son las de menor poder adquisitivo. Baleirón tiene claro que si en las actuales circunstancias los estancos no han echado el cerrojo es porque han buscado otras alternativas para salir adelante.