Vigo, puerta de entrada de la prostitución

Javier Romero Doniz
JAVIER ROMERO VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

XOAN CARLOS GIL

Las mafias usan la ciudad para recibir e instalar a mujeres que ejercerán o se irán a otros lugares

10 ene 2022 . Actualizado a las 16:07 h.

Ya sea por censo demográfico, por su pujanza financiera derivada de su potencial industrial o por su ubicación geográfica, pegada a Portugal, Vigo figura en numerosos procedimientos judiciales protagonizados por proxenetas. Ya la víctimas, son siempre mujeres obligadas a prostituirse tras desembarcar en aeropuertos lusos procedentes de sus países de origen en Sudamérica. El patrón es siempre idéntico: se les promete el sueño europeo, la posibilidad de integrarse en el Viego Continente para ayudar a sus familias, incluso hijos, al ser madres muchas de las mujeres que aceptan el trabajo. Ya en España, la cruda realidad. Transportadas de tapadillo a clubes nocturnos, barras americanas o pisos franco de donde no pueden salir sin consentimiento.

Vigo, en España, es uno de los primeros destinos de estas esclavas del siglo XXI. Lo relatan incontables investigaciones policiales y judiciales, más allá de que se resuelvan en juzgados de la primera ciudad de Galicia o su área. Incluso en plena pandemia, lo sabe bien la Asociación Faraxa para la abolición de la prostitución. El colectivo y la Xunta ofrecen vacunas para el covid-19 sin necesidad de contar con un expediente sanitario en el Sergas o en España. La mejor prueba de estas mujeres no han dejado de llegar a Vigo, desde marzo del 2020, cuando empezó la pandemia, es que Faraxa no deja de atender a mujeres recién llegadas a España que solicitan su inmunización en forma de vacuna.

El TSXG sentenció el pasado junio un investigación procedente del Juzgado de Instrucción número 2 de Ferrol y juzgada, en primera instancia por la Audiencia de A Coruña. La causa desenmascaró a una trama que, desde Madrid, enviaba a mujeres procedentes de Sudamérica a varias ciudades en Galicia. Vigo era la primera, además de Ferrol, Ourense y Lugo, las siguientes. El peaje para ejercer la prostitución en España serían 2.500 euros, que tendrían que devolver sin plazos exigentes. Los encargados de buscar a las chicas al otro lado del Atlántico incluso se las idearon para «elaborar una carta de invitación a favor de ellas como si fuesen a venir de turistas, vulnerando así las normas de extranjería de nuestro país, ya que era el inicial ánimo que estas fuesen a permanecer en España ejerciendo la citada actividad».

Ya en España, a las mujeres se las recogía en el aeropuerto y trasladaba a los mismos pisos donde ejercerían la prostitución. Los mismos hombres encargados de buscarlas en Sudamérica y contratarlas, se encargaban de llevar las cuentas. Las anotaban en una libreta; cada servicio de una hora costaba 90 euros y si eran 40 minutos costaba 50. Los horarios para llevar a cabo los servicios eran a cualquier hora y los servicios se ofertaban en Internet los gestionaban los mismos hombres. La sentencia del TSXG, igual el fallo en primera instancia de la Audiencia de A Coruña, fue condenatorio para los hombres que se beneficiaban de los servicios realizados por la mujeres en situación irregular en España. Se les condenó por un delito de trata de seres humanos con fines de explotación sexual a penas de cárcel que seis años. Sus defensas han presentado un recurso de casación que resolverá el Tribunal Supremo.

Por juzgar

Otro caso paradigmático del papel de Vigo para estas mafias en el conjunto de Galicia y España está previsto que se juzgue en el primer semestre de este año en la Audiencia de Pontevedra. Procede del Juzgado de Instrucción número 4 de Cambados y Vigo figura como puerta de entrada, por su aeropuerto, de las mujeres que fueron víctimas de la trama investigada. «Miriam junto con una cantidad de dinero para poder pasar la frontera española, todo ello con el propósito de simular que entraba temporalmente como turista y ocultar la finalidad real que era quedarse en el país para trabajar. De esta forma, salió de Caracas hacia Lisboa, donde llegó el siguiente y tomó otro vuelo hacia Vigo, en cuyo aeropuerto la recogieron Jessica y Paulo para, a continuación, trasladarla al club».

A otra de las mujeres, añade la documentación judicial, se le ocultó la verdadera actividad que iba a realizar. Se le ofreció un trabajo de camarera con un sueldo de 800 euros además de las propinas. Ella aceptó y se le entregó un billete de ida y vuelta de avión, una reserva de hotel por siete días y 800 dólares para comprar euros con el fin de pasar la frontera española aparentando venir como turista. Viajó desde Caracas a Lisboa y de Lisboa a Oporto, donde tomó un autobús a Vigo, la recogieron y trasladaron al club. Una mujer, considerada gerente del club, figura como principal procesada del procedimiento, tanto por un delito de trata de seres humanos con fines de explotación sexual como engañar a algunas de las mujeres a las que trajeron a Vigo para ejercer la prostitución.