«Contraté una tarjeta de 60 euros al mes y ahora debo más de 130.000: estoy en quiebra»

Luis Carlos Llera Llorente
luis carlos llera VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

Annie Buquet, abogada del bufete Montecelo Abogados
Annie Buquet, abogada del bufete Montecelo Abogados Luis Carlos Llera

Un bancario visitó su oficina y mordió el anzuelo de una «revolving». Ahora, la joven pide al juez una segunda oportunidad

27 dic 2021 . Actualizado a las 07:48 h.

El señuelo de poder realizar las compras anheladas o gastos imprevistos con una sencilla tarjeta. Sin problemas aparentes. Pero picar el anzuelo de poder gastar fácilmente 6.000 euros le ha costado muy caro a S.P.M una joven que trabaja en una oficina del centro de Vigo. «Ahora debo más de 130.000: estoy en quiebra», explica.

En plena Navidad la calle Príncipe está llena de reclamos y ofertas de regalos. Es fácil caer en la tentación. Pero la joven no puede permitírselo. Intenta salir de un pozo donde cayó hace diez años. Se lo cuenta a la abogada Annie Buquet, su única esperanza para salir a flote. El encuentro tiene lugar en el bufete Montecelo. El espacio impoluto blanco contrasta con el elegante negro riguroso que viste la mujer víctima de malas artes financieras en que las entidades captan a incautos con tarjetas que permiten gastar pero que luego alargan el pago descomunal de intereses.

Annie Buquet se ha especializado en un ámbito en el que el acoso se denomina stalking. «Tenemos un montón de clientes en la misma situación por lo menos veinte. Soy especialista en la segunda oportunidad». Los que peinan canas quizá asocien este nombre al famoso programa de Paco Costas, donde reconstruían accidentes que se podían haber evitado y que supuso un bum en la educación vial. Ahora la segunda oportunidad financiera intenta salvar de la ruina a muchos ciudadanos que han caído en la trampa. «Es un procedimiento judicial nuevo para personas que por diversos motivos sufren un sobreendeudamiento y cuando van a devolver el dinero que ha recibido prestado no pueden hacerlo», relata Buquet.

75 llamadas

El caso de S.P.M. es paradigmático. Hace diez años una persona de Citibank «visitó la oficina donde yo trabajaba y nos ofreció la tarjeta del banco. Nos dijo que no tenía gastos de renovación y que con ella podíamos hacer frente a imprevistos y compras». La joven sucumbió a las argumentaciones arrolladoras del comercial bancario. «No lees la letra pequeña y piensas: si me viene un imprevisto puedo pagar poco a poco».

La tarjeta de Citibank se reconvirtió en la de Wizink, según relata, una de las tarjetas denominadas revolving. «Estás pagando y pagando. No te baja la deuda porque solo pagas intereses», asegura S.P.M.. La firma que da nombre a un recinto en Madrid ha perdido este año 25 millones por pleitos.

Cuando contrató la tarjeta, la joven pagaba una cuota mensual de 60 euros, pero «por circunstancias ya no podía pagar los 60 euros al mes y puse una cuota de 18. Te das cuenta de que, aunque no uses la tarjeta la mayor parte de lo que pagas son intereses. «A mí me dieron de límite de gastos 6.000 euros y luego me lo fueron subiendo. Como no terminaba de pagar pedía otro préstamo para cubrir el anterior y así vi que nunca acababa de saldar la deuda que iba subiendo. Ahora tengo un agujero de 130.700 euros. Me metí en una bola y estoy en quiebra. Yo usaba la tarjeta simplemente para vivir, para pagar la comida, la ropa...». Llegó a firmar 31 contratos con 16 entidades financieras que te ofrecen préstamos fáciles e incluso te dicen que te han preconcedido un crédito por tanto dinero y tu te lo crees y dices que sí y piensas que vas a poner en orden las cosas.

Agobiada por el agujero que tenía, no podía más y dejó de pagar a las financieras en el 2019 y entonces «comenzó un calvario. De ocho de la mañana a diez de la noche me llamaban continuamente y me presionaban. En un día llegué a tener 75 llamadas. Ellos no atienden a razones y te presionan para que pagues».

Por suerte no le han podido embargar propiedades porque no las tiene. «No tengo ni coche ni piso propio», explica la joven que mira al 2022 confiando en que sea el año de su recuperación financiera.