¿Hemos llegado al punto de saturación navideña?

Antón lois AMIGOS DA TERRA VIGO@TIERRA.ORG

VIGO CIUDAD

M.MORALEJO

Varios indicadores apuntan a que se han sobrepasando límites perjudiciales para las personas y el medio ambiente

21 dic 2021 . Actualizado a las 00:44 h.

En química, la saturación es el punto en el que lo que quieres disolver no puede seguir siendo disuelto en la solución, causando que las cantidades adicionales aparezcan como una fase separada. ¿No habremos llegado ya al punto de saturación navideña en Vigo? ¿No estaremos rebasando lo que ecológicamente podemos admitir? Resumamos para reflexionar.

En una ciudad con niveles de emisiones de CO2 en crecimiento exponencial que ya supera las 2.058.782 toneladas anuales, y duplicando los límites de riesgo para la salud que determina la OMS sobre contaminación atmosférica, añadimos con los fastos navideños 1.000 toneladas de CO2 adicionales. En un casco urbano atiborrado de coches aumentamos el caos circulatorio sin decidirnos a peatonalizar drásticamente el centro, colapsado por la parafernalia navideña. Y como factor añadido nos llega el regalo de navidad confirmando que Vigo seguirá sin integrarse en el transporte metropolitano, por si no tuviéramos suficientes coches y pocos elementos disuasivos.

En una ciudad con niveles de contaminación lumínica disparados, con muchas zonas ya saturadas según el mapa lumínico de Vigo, incrementamos la congestión navideña con un equivalente, según la fundación Starlight, a iluminar veinte estadios de fútbol. Se nos asegura que el coste del despliegue de leds apenas supone una factura fija de 30.000 euros, pero como decía Carl Sagan «afirmaciones extraordinarias requieren evidencias extraordinarias» y con el megavatio/hora superando los 300 euros las cuentas nos dicen que será al menos cuatro veces más.

En una ciudad con los máximos niveles de contaminación acústica entre las urbes de más de 100.000 habitantes, donde según la actualización del mapa sonoro de Vigo 230.000 habitantes viven en zonas con niveles de ruido que superan las recomendaciones de la OMS para la salud, añadimos megafonía en las calles y atracciones y mercadillos que añaden sus correspondientes músicas en zonas ya acústicamente saturadas. Estos días, algunos vecinos de Rosalía Castro se quejaban de esta contaminación, siendo objeto de la inevitable respuesta atrabiliaria de la alcaldía. En una ciudad despiadada con su arbolado urbano, con cifras de récord de pérdida de ejemplares singulares y de gran porte, vandalizamos los árboles del jardín histórico de la Alameda incumpliendo las propias ordenanzas municipales de medio ambiente.

Ahora añadamos un nuevo concepto a la saturación ambiental: la saturación económica. Dice la enciclopedia económica que el punto de saturación es el nivel de consumo en donde el consumidor no obtiene utilidad y las unidades adicionales son indiferentes o perjudiciales. En ese punto no se espera ningún incremento en la demanda, ya que los consumidores no desean unidades adicionales. Estas no reportan ninguna utilidad o incluso pueden dañarlos. Así, por ejemplo a un consumidor cuyo punto de saturación de tartas es de 4 unidades, la cuarta ya no le produce utilidad adicional y una quinta podría causarle malestar. Los comerciantes de Príncipe cuestionaban los beneficios de prolongar la saturación. El INE nos ofrecía el año pasado datos que minimizaban también su efecto directo en el empleo frente a las hiperbólicas declaraciones municipales.

Empezamos a tener indicadores de que la navidad viguesa puede estar en el punto de saturación, fase previa al atragantamiento. Quizás sería conveniente hacer una reflexión colectiva sobre la pertinencia de frenar y dar marcha atrás, antes de la declaración institucional, que inexorablemente llegará en breve, anunciando que «el año que viene más, mucho más». Y por favor, evitemos aglomeraciones en las calles también, que el covid en Vigo y su área repunta muy preocupantemente.