Las luces de Vigo también se comen

Begoña Rodríguez Sotelino
begoña r. sotelino VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

M.MORALEJO

El hostelero y empresario Javier Barciela creó unas pastas rellenas como recuerdo para los visitantes en la primera macronavidad, un regalo dulce al que ha sumado otra variedad dedicada a fiesta de la Reconquista

03 dic 2021 . Actualizado a las 01:06 h.

Asentada ya la fama galáctica de Vigo como destino navideño, se abre todo un abanico de artículos a su alrededor que se incrementa año a año. Uno de los primeros fueron unos dulces que engloban en su nombre parte de la nueva historia de la ciudad olívica, pero también de su pasado un poco más lejano que nuestro tradicional anteayer lumínico. Recuerda Javier Barciela Estévez (Vigo, 1982), el empresario creador de las galletas Luces de Vigo, que estas pastas salieron al mercado en el 2019, en el primer invierno de la noria y de los millones de LEDs y el más multitudinario, ya que el siguiente ya estábamos navegando entre las olas de la pandemia.

Aunque gestiona varios negocios de hostelería y textil en Vigo, y también en Pontevedra y Santiago, Barciela explica que su vocación y la profesión para la que se formó y sigue ejerciendo, es la de guía oficial de turismo de Galicia. Sin querer comparar la magnitud un evento y el otro, el experto reflexiona sobre fenómenos como el Camino de Santiago para justificar la puesta en circulación de su producto. «Alguien se inventó en un momento dado ese peregrinaje y a su alrededor se crearon unos souvenires como las conchas de vieira, posteriormente dulces como las tartas de Santiago, y recientemente los caprichos, las rocas y todo un abanico de mercadería con esa denominación geográfica. El turista que viene a Galicia tiene el pack completo: la experiencia, el recurso, el recuerdo... todo», resume.

Siguiendo este hilo añade que, por su parte, el alcalde Abel Caballero «se sacó de la manga un recurso turístico que es la Navidad de Vigo». Y caló. Cuando un vigués sale al extranjero ya no le dicen Celta, sino luces». Para armarlo había que tener una infraestructura y una capacidad hotelera, pero además, algo que este emprendedor considera fundamental, «tener algo que llevarse de recuerdo, un ‘estuve aquí y me acordé de ti’, como las camisetas de Benidorm», compara con humor. 

El vigués, hijo de pasteleros, ya no había intentado en Retranca, el primer negocio que montó en el 2008 al lado de la Colegiata, con las galletas Olívicas con una base de aceite de oliva. Esta vez decidió crear un producto gastronómico que no fuese demasiado caro y que tuviese que ver con la Navidad. Su apuesta son unas galletas rellenas de tres variedades (dulce de leche, limón y chocolate) que se comercializan por 5 euros en cajas de 250 gramos.

El empresario, que también empezó estudios de Bellas Artes, explica que el diseño serigrafiado que ideó, plasma, además, algunos de los referentes más destacables de la urbe, tanto el navideño (la noria, el árbol o las luces), como el cotidiano (la colegiata, el puente de Rande, el Sireno, los rederos, etcétera).

Indica también que aunque la época fuerte es la de las fiestas de diciembre, las venden todo el año. De hecho, a posteriori, para el 2020 se le ocurrió crear una edición especial pensada para la Reconquista, con otra caja tipo cofre del tesoro y con pastas rellenas solo de sabor limón, que son las que más éxito estaban teniendo. Y aunque no hubo fiesta de la Reconquista ese año, resultó que tuvieron muy buena aceptación y las siguen haciendo y vendiendo muy bien en los dos establecimientos que gestiona: los restaurantes Mamá Elvira, ubicados en el museo Marco y enfrente, en las galerías Durán. «Mi idea es distribuirlas a más puntos de venta, en tiendas gourmet y de regalos, pero por ahora no he podido», aclara. Tampoco se despachan online, aunque están enviando pedidos a otros puntos de España que les hacer llegar a la cuenta de Instagram.

Sobre los inicios de las galletas, cuenta que las primeras eran más rudimentarias, «las empaquetábamos nosotros mismos, pero el año pasado ya hicimos una producción más en serie y más en serio, con un packaging más estandarizado», indica sentado en el restaurante del Marco donde no hay carta, sino solo menú del día, pero avanza que desde este fin de semana, los domingos tendrán cocido para comer. Y de paso, comprar cajas de pastas rellenas para hacer regalos vigueses.

Un poco de historia.

 Filosofía. La caja de pastas rellenas lleva impresa en el dorso su filosofía, que es «homenajear el espíritu de una ciudad jovial y luminosa», haciendo referencia a otros eventos llenos de luz, como los fuegos de Bouzas, las velas del Cristo de la Victoria o las hogueras de la noche de San Juan. Barciela dice que no pretende hacer pasar a sus Luces de Vigo por galletas tradicionales de la ciudad. «Ni las mías ni otras. Carecemos de un producto típico», lamenta, «pero quizás en el futuro sea este», sueña el empresario que tiene dos negocios en la Príncipe y dos en vías adyacentes, atrapado como en la peli de Buñuel.