32 años de cárcel para un salesiano de Vigo por abusar de seis alumnos mientras dormían

e. v. pita VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

POOL / GONZALO GARCÍA

El sacerdote debe pagar 76.000 euros a las víctimas y cumplirá 36 años de libertad vigilada. Durante 31 años no podrá ejercer ningún oficio con menores. Los salesianos, que son responsables subsidiarios,  piden perdón y la Fundación Amigos de Galicia, que ejerció la acusación popular, se declara «satisfecha».

28 oct 2021 . Actualizado a las 02:11 h.

La sección cuarta de la Audiencia de Pontevedra ha condenado a 32 años y medio de cárcel a un sacerdote y profesor de religión del colegio Salesianos de Vigo por abusar de seis alumnos de 15 años durante las actividades extraescolares en el 2019. Los asaltos sexuales fueron en un campamento en Cambados, en una peregrinación a Santiago de Compostela y a otro menor mientras veían la final de la Champions League en una asociación juvenil vinculada al centro escolar. Le imponen además  36 años de libertad vigilada y el pago de 76.000 euros en total a las víctimas a causa del daño psicológico que les ocasionó aunque la agrupación salesiana es la responsable subsidiaria. No podrá ejercer oficio relacionado con menores durante 31 años desde que salga de prisión. La sala ve probado que cometió siete delitos de abuso sexual, tres de ellos continuados, y con la agravante de abuso de superioridad. Los salesianos pidieron perdón ayer a las víctimas y las familias.

Aunque el acusado negó los hechos en el juicio, el tribunal ve probados los abusos en base a los testimonios de los menores que lo incriminan.

Tras conocer el fallo, la Fundación Amigos de Galicia, que ejerció la acusación popular contra el sacerdote, se manifestó «satisfecha» porque lo declararon culpable del delito de abuso sexual a seis menores durante un campamento en Cambados. La entidad considera que, con dicha sentencia, «se garantizan los derechos de los seis menores afectados».

Según la sala, el religioso se aprovechó de la confianza y amistad con los menores para realizarles tocamientos por la noche, mientras dormían o estaban rendidos por el sueño. Las víctimas se quedaron en shock cuando les ocurrió, sin ser capaces de reaccionar porque no podían creer que el sospechoso pudiera hacerles algo así.

Actuaba, además, en las horas nocturnas, cuando el estado de alerta disminuye y el nivel de conciencia decrece, según los magistrados, lo que le daba cierta superioridad y ventaja para vencer la resistencia de las víctimas.

El acusado, en el centro de la imagen, accediendo a la Audiencia de Pontevedra en el 2021
El acusado, en el centro de la imagen, accediendo a la Audiencia de Pontevedra en el 2021 POOL / GONZALO GARCÍA

 Los magistrados califican de firme y acorde con su edad el testimonio, lo consideran verosímil y coherente con situaciones realmente vividas. Recalca que algunos menores tienen un sentimiento de culpa por no haber hecho nada o no haber sabido reaccionar. No ve animadversión de los alumnos hacia su profesor, al que consideraban un amigo.  

Por todo ello, consideran probado que el condenado ejecutó actos sexuales sobre cada uno de los menores consistentes, en todos los casos, en tocamientos.

 El tribunal descarta que el implicado tenga rasgos psicopatológicos característicos de un abusador ni una personalidad que le impida controlar sus impulsos. También rehúsa creer que los delitos los haya cometido otra persona o que los menores se equivocasen al culparlo a él.

Salesianos pide perdón

Tras conocerse la sentencia, la Inspectoría Salesiana Santiago el Mayor, a la que pertenece el acusado, asegura que «deseamos pedir perdón a las víctimas y a sus familias por el sufrimiento que un miembro de nuestra congregación les ha podido causar», según informa Efe. Los salesianos son los responsables subsidiarios en caso de que el ahora condenado no pague la indemnización.

A través de un comunicado, los salesianos afirman que, una vez notificada esta resolución, «continuará el proceso canónico» contra el religioso que ha sido condenado, «siguiendo las disposiciones de la Iglesia previstas para estos casos».

Además, la congregación se ofrece para «escuchar, acompañar y tratar de restaurar la dignidad» de las víctimas de cualquier tipo de abuso.

A este respecto, la congregación apunta que ha puesto un sistema de «entorno seguro» en todos sus centros para «evitar que se vuelvan a producir estas situaciones», a través de programas de sensibilización, formación y prevención.

La sentencia contra el religioso que abusó de los seis alumnos identifica al colegio Salesianos de Vigo como responsable civil subsidiario, que la orden asegura «asumir» dentro del «respeto» a esta decisión judicial.

«Deseamos que esto contribuya a hacer justicia», añaden en su comunicado.

Hechos probados

El implicado ejercía en el 2019 de monitor, director y acompañante de los menores y pernoctaba en las mismas instalaciones que ellos. Un caso se desarrolló en el Camino de Santiago, a la altura de Valga, en un albergue. Como no había literas suficientes, las juntaron y el sacerdote durmió en medio de dos menores. Uno de ellos se despertó a media noche y descubrió que el cura le estaba haciendo tocamientos y se quedó en shock. Al no atreverse a enfrentarse a él, intentó girarse de lado de la cama disimuladamente para repeler al adulto pero este insistió. A causa de este incidente, el menor sufrió pesadillas y bajó su rendimiento escolar y no quería que sus familiares lo tocasen.

Otro incidente fue en julio del 2019 en un campamento en Castrelo, en Cambados, donde el acusado era monitor y daba misa. El menor asaltado en la anterior ocasión no quería ir al campamento pero al final acudió y, durante la noche, el implicado entró en su habitación usando el móvil de la linterna para localizar a su víctima y le hizo tocamientos hasta que el menor se giró. No se atrevió a denunciar por miedo a que nadie le creyese y por vergüenza. A la tercera noche, el acusado volvió cuando el adolescente se quedó dormido y aunque él no se enteró del abuso, otro niño lo vio. En la cuarta noche, el sacerdote volvió pero el menor se colocó una almohada como protección y el acusado se la quitó. A la quinta noche, el adolescente, que ya había denunciado los abusos, se protegió con un saco de dormir cerrado y una almohada y frustró los tocamientos. La víctima sufrió estrés postraumático. y diversos trastornos.

En el campamento hubo un segundo alumno afectado, pues coincidió en una litera próxima a la del sacerdote. Mientras dormía, se despertó y descubrió al sacerdote en plenos tocamientos y este le preguntó por la hora. El menor sufrió un trastorno adaptativo.

Para un tercer alumno, su profesor de religión era como un padre. También durmió en la habitación del sacerdote pero no notó los tocamientos porque dormía profundamente. Más tarde, se despertó y lo descubrió en plena faena. El resto de los alumnos juntó las tres literas para evitar que el cura siguiese actuando y este se marchó.

Una cuarta víctima sufrió los abusos en el albergue de Padrón durante una peregrinación. El menor salió en mitad de la noche al baño y el sacerdote le ayudó a abrir la puerta. Cuando se acostó, a los pocos minutos, notó como el sacerdote le tocaba y se quedó en shock. 

El quinto menor estaba en una asociación juvenil de Vigo cuando veía una final de la Champions League en un sofá, sentado al lado del sacerdote, el cual charlaba con él a la vez que le hacía tocamientos. El menor se levantó a por bebida y al volver y ver que seguían los tocamientos, se escabulló.

El sexto afectado también sufrió tocamientos mientras dormía en un dormitorio de un  campamento.

La mayoría de los víctimas sufrieron un trastorno adaptativo de carácter leve.

La sentencia no es firme y puede ser recurrida.