Dos años de cárcel para un vigués que timó al club de fútbol Boavista y a 32 empresas lusas

e. v. pita VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

M.MORALEJO

Montó un chiringuito financiero y les prometio un crédito de 5 millones en condiciones ventajosas

19 oct 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Un vigués que montó un chiringuito financiero aceptó dos años de cárcel por estafar a 33 empresas portuguesas, incluido el club de fútbol Boavista, de Oporto. El intermediario garantizó en el 2007 a su directiva que un banco les iba a conceder un crédito de cinco millones en condiciones ventajosas y les cobró 75.000 euros en gastos de tramitación y notaría. Tras ello, el club no vio un céntimo.

El estafador obtuvo un botín de 1,65 millones de euros entre el 2004 y 2010, con timos a 33 empresas del norte de Portugal y Lisboa. La trama funcionaba así: el intermediario ponía como cebo que él garantizaba al cliente que un banco le iba a autorizar un crédito millonario (de 1,5 a 14 millones) y, tras cobrarle los gastos a la víctima, cerraban el contrato en Vigo. Antes de que vieran un euro, surgían trabas e imprevistos que obligaban a nuevos contratos y a pagar más sumas por las gestiones. Si el cliente desconfiaba y pedía cancelar el contrato, el implicado se esfumaba. A veces, cobraba gastos por abrir cuentas en paraísos fiscales, en Macao o Madeira.

Hubo intentos de timar hasta el 2010, en plena crisis del ladrillo, cuando las empresas sin liquidez necesitaban préstamos. El acusado montó un holding de intermediación financiera con varias sociedades de capital: el Grupo Gallego de Gestión S. L., Capital Privado S. L. y Financiación Multicanal S. L. El fiscal dice que eran sociedades fantasmas. Tenía una red de comerciales para captar clientes. Un cómplice murió antes del juicio, celebrado en la Audiencia en Vigo.

Los afectados

Los denunciantes perdieron entre 14.000 y 100.000 euros cada uno. Hay una granitera, una armadora, cuatro constructoras, cuatro inmobiliarias, tres hoteles, un viñedo, varias fábricas, una cooperativa de olivicultores, un concesionario y otros empresarios. También timó a dos oenegés, una en Barqueiros que cuidaba a niños, jóvenes y ancianos a la que ofreció un falso préstamo de dos millones y le sisó 40.000 euros. Cerró en el 2008 su asilo asfixiada por las deudas. A otra asociación de Vila Real que daba cobijo a mayores le prometió un crédito de 1,2 millones. Perdieron 18.000 euros, incluidos 6.000 en gastos para abrir una cuenta en un paraíso fiscal.