Luto en San Andrés de Comesaña por la muerte de uno de sus comuneros más queridos

a.m. VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

cedida

Carlos Alonso participó en batallas como las expropiaciones de la VG-20 o los incendios del 2017

08 oct 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

 Todo el movimiento comunal de Vigo despidió ayer por la tarde a Carlos Alonso Comesaña. Este vecino y comunero de la parroquia de San Andrés de Comesaña será recordado como un impulsor de los montes de Vigo como espacio de bienestar para los ciudadanos. Fue un hombre muy comprometido con su parroquia. Primero como deportista del Comesaña Sporting Club, decano del atletismo gallego, de la que pasó a ser directivo. Junto a su hermano creó el memorial Belarmino Alonso, en recuerdo a su padre fundador de la sociedad deportiva. Posteriormente fue directivo de la asociación vecinal y del centro cultural de Comesaña, ahora fusionados en el centro vecinal Nautilius de Comesaña. Entre otras batallas en las que participó, destaca la construcción de la actual sede y centro social y de participación ciudadana de la parroquia.

También presidió la comunidad de montes de Comesaña, desde la que participó activamente como miembro de la mancomunidad de montes de Vigo. Carlos Alonso defendió el monte comunal frente a las expropiaciones derivadas de la construcción de la VG-20, o durante los terribles incendios de octubre de 2017. Se puso al frente de los voluntarios que ayudaron a repartir paja para evitar las escorrentías en las laderas del monte y cuando empezaron a organizarse nuevas plantaciones para repoblar el bosque quemado. Fue una persona que destacó por su gran fortaleza.

Siempre estuvo en disposición de empujar y colaborar. Nunca se alteraba ni era el primero en hablar. No pretendía sentar cátedra, pero siempre que participaba en las reuniones vecinales aportaba cordura, talante constructivo y una visión crítica de la realidad.

Según expresó ayer el presidente de la Mancomunidad de Montes, Uxío González, durante el homenaje al fallecido, «Carlos de Comesaña deixou unha fonda pegada nos camiños polos que fixo a súa andaina, semellante as rilleiras que os carros deixaron na rocha nun dos tramos do sendeiro local de Comesaña».