El entorno de Déborah pide que declare un conocido de la joven tras el hallazgo de unas fibras en las uñas de la joven viguesa

E. V. Pita VIGO

VIGO CIUDAD

Exhumación del cadáver de Déborah el pasado mes de mayo
Exhumación del cadáver de Déborah el pasado mes de mayo M.MORALEJO

«No sé qué más indicios se pueden presentar para que muevan ficha», insisten en el grupo Justicia Para Déborah

06 oct 2021 . Actualizado a las 17:10 h.

La familia de Déborah Fernández-Cervera ha solicitado a través de la página de Facebook Justicia para Déborah que el juzgado de Tui llame a declarar a un conocido de la joven, cuya desaparición se remonta a abril del 2002 en Vigo. La razón es el hallazgo de unas fibras textiles en las uñas de la víctima que serían compatibles con una colcha que tendría el amigo en una vivienda habitual o que le habría cedido a un tercero. También aparecieron restos de una posible sábana blanca que podrían ser compatibles. Las fibras fueron recuperadas por los forenses en las uñas en la nueva autopsia realizada hace unos meses al cadáver. También rescataron fragmentos de pelo para extraer ADN.

En vista de estos hallazgos, desde el grupo de Facebook Justicia Para Déborah, han pedido que el juzgado cite a declarar al conocido de la joven. «No sé qué más se puede hacer para que se persone en el juzgado para una declaración judicial ya que por el momento solo ha habido declaraciones policiales en mi opinión poco ortodoxas. No sé qué más indicios se pueden presentar para que muevan ficha», insiste la publicación. 

El conocido que cita la familia es un joven que estuvo vinculado sentimentalmente a Déborah pero que, en casi 20 años, nunca ha sido citado para declarar en el juzgado de Tui que investiga el caso. Eso se debe a una estrategia procesal para amarrar bien el caso antes de interrogarlo. 

Aunque las fibras son compatibles con la presencia de Déborah en el entorno del sospechoso eso no lo relaciona directamente pero ayuda a concretar el escenario donde estuvo la joven en sus últimas horas de vida.

La viguesa, de 22 años, desapareció cuando salió a correr entre Samil y Bouzas a finales de abril del 2002 y, diez días después, su cadáver fue hallado a 40 kilómetros de Vigo. Se barajaron dos posibilidades: que la joven falleciese en una muerte dulce por causas naturales o una indisposición, o por una asfixia. Luego, alguien lavó el cuerpo y lo depositó en una cuneta.

Solo faltan seis meses y medio para que prescriba el caso y se cierre definitivamente por falta de sospechosos o investigados. Todo pende de dos pruebas: el análisis de ADN del pelo y de unas fibras halladas en las uñas y la recuperación de los correos electrónicos borrados en el disco duro del pecé de la joven.