Los aseos se concibieron grandes y como servicios de un hotel de lujo. Juan Ares, por su parte, eligió características de la ciudad. En la planta baja, Vigo Esteleiro, que evidencia su perfil industrial, con presencia de óxido en las paredes y espejos mecanizados, simulando el interior de un astillero o de un buque; y Vigo Conserveiro, que rememora el origen de la potente industria conservera gallega y que se manifiesta en detalles que recuerdan las latas rectangulares, ovoidales y circulares.
Los dos servicios de la planta primera son los Baños de Rande, que recuerdan la novelesca batalla con un diseño sobrio y elegante, adornado con cartas navales antiguas, espejos serigrafiados por su anverso, y un pasillo de acceso jalonado con cañones, que simulan el interior de un barco del siglo XVIII. Y el baño Vigo dos 80, dedicado a la movida viguesa. Aquí se retrotrae al célebre encuentro entre la movida madrileña y la viguesa con una estación por escenario.