Durante más de un siglo, los comerciantes vendieron sus productos en la plaza en tenderetes provisionales y protegidos por toldos. El estraperlo se popularizó tras la Guerra Civil
31 ago 2021 . Actualizado a las 01:30 h.Fue en la década de los años treinta del siglo XIX cuando A Pedra comenzó a emplearse como lugar de mercadeo. Lo recoge el médico e historiador Nicolás Taboada Leal en su libro Descripción topográfico-histórica de lana ciudad de Vigo, su ría y alrededores, publicado en 1840. Decía que la plaza se había abierto pocos años antes y que, junto a la Constitución y Princesa, que aún no se llamaba así, acogía mercado todos los sábados y miércoles. Anteriormente, estas dos plazas eran el lugar de mercado todos los sábados del año, pero el crecimiento de la ciudad obligó a ampliar tanto los días de mercado como los espacios para acogerlos.
Fue a finales del siglo XIX cuando aquel mercado ocasional se convirtió en fijo. La plaza de Villavicencio, como así se llamó A Pedra durante un siglo aproximadamente, se convirtió en un espacio donde durante todo el día se instalaban tenderetes con toldos para acoger la venta de productos alimenticios principalmente. Esta zona comercial se extendía hacia la calle Pescadores y aledaños.
Fue durante los años de escasez, en la posguerra, cuando este mercado, aprovechando su cercanía con el puerto, comenzó a introducir otros productos que llegaban en los barcos y no pasaban los controles fiscales de la aduana. En el diario La Noche se decía en octubre de 1946 que había «toda clase de estraperlos». Unos días después añadía el diario compostelano: «En el mercado de la Piedra que todo el mundo sabe es el mercado del estraperlo puesto que allí se realiza a plena libertad y no lo ve quien no quiere, se han vendido ayer los plátanos a siete pesetas el kilo. Las personas que los venden y los esconden a veces bajo los puestos son las mismas que forman las colas en los otros mercados e impiden que el público no estraperlista los adquiera».
El Pueblo Gallego, a comienzos de los años cincuenta, explicaba que era un «mercado pataconero porque la mayor parte de los negocios se hacen a base de pequeños préstamos que diariamente eran amortizados perra a perra, patacón a patacón». Las pataconeras eran vendedoras que realizaban pequeños préstamos a sus clientes [el patacón era como se llamaba a la moneda de diez céntimos de peseta].
El diario vigués añadía que «desde hace algunos años» el mercado se ha constituido «en un maravilloso mercado en el que tales cosas se ofrecen, se venden y se pueden comprar que verdaderamente sería una pena que el progreso que todo lo achata le quitase algún día este delicioso valor pintoresco, práctico y utilísimo a la vez». La Noche, en 1955, se centraba en la venta de tabaco de contrabando y se preguntaba de dónde salía.
En esa época ya era un reclamo para los turistas que llegaban en trasatlánticos al puerto de Vigo, aunque su aspecto seguía siendo el mismo que cincuenta años antes.
Será a mediados de los años sesenta cuando desde el gobierno municipal se plantea una reforma profunda de la plaza y del propio mercado. Se temió entonces que desapareciera y hubo voces a favor y en contra. «Solo en transistores se puede calcular que perdemos 1.200 pesetas mensuales cada comerciante», se quejaba el dueño de una tienda de electrodomésticos que no estaba incluida en A Pedra. «No podemos pagar el precio de los alquileres que el Ayuntamiento dispuso», hacía lo propio una vendedora de este mercado.
No desapareció el mercado, pero sí su imagen tradicional. Dejó de ocuparse la plaza y se abrieron los locales del pasillo superior a la calle Teófilo Llorente. Y así siguió hasta 1999, cuando el gobierno de Manuel Pérez incluyó la remodelación del mercado dentro del Plan Urban, financiado con dinero europeo. Algo menos de un millón de euros costó la nueva imagen de A Pedra, que se encargó de inaugurar el alcalde Lois Pérez Castrillo.
La vida de este mercado, que ya tenía en los turistas a sus principales clientes, se truncó cuando el propio Gobierno de Estados Unidos incluía A Pedra entre los mercados del mundo que perjudicaban a sus empresas, al tiempo que numerosas conocidas marcas presentaban denuncias internacionales con los comerciantes por vender marcas falsificadas.
En octubre del 2014 se realizaba la mayor operación policial contra el mercado. Se cerraron la mayor parte de los establecimientos. Ahora, se anuncia el retorno del comercio a este lugar con la intención de cambiar gran parte de su historia, que ya suma cerca de 180 años.