Veraneando con Pla

Eduardo Riestra
eduardo riestra TIERRA DE NADIE

VIGO CIUDAD

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15 ago 2021 . Actualizado a las 09:20 h.

La primera vez que asomó el hocico fue durante la pandemia. A mucha gente la pilló desprevenida y no supo o no quiso aceptarlo. Porque para el dolce far niente (el dulce no hacer nada, más conocido por rascarse la barriga) hay que estar preparado. 

Ahora, en este verano de limitaciones, sin verbenas ni fiestas gastronómicas, sin norias ni tiovivos, ya lo hemos recibido más experimentados. Yo, por ejemplo, leo a Josep Pla. Todo empezó con la foto en que se ve al catalán con Cunqueiro saliendo del restaurante El mosquito de Vigo con cara de no haber roto un plato.

Luego la lectura del Cuaderno gris, setecientas páginas donde no pasa nada, que se pueden leer, pero en realidad tampoco hace falta, que te cuentan pequeñas cosas sin importancia, un poco al tuntún. Luego vino Viaje en autobús, donde todos los personajes hablan como él, todos son Pla. Es decir, donde el autor no se esfuerza lo más mínimo. Y uno se deja llevar por las páginas amables, las descripciones minuciosas de los atardeceres cálidos y los vientos de poniente, de los campesinos y los comerciantes, de las eternas tertulias del café.

Ahora estoy con una novela. ¡Ja, novela!, me rio yo. La calle estrecha es más de lo mismo, no ocurre nada. Es novela porque Pla se hace pasar por un veterinario que llega al pueblo de Torrelles y allí se queda. Pero no hacía ninguna falta. El narrador sigue siendo Pla, que nos cuenta un poco lo que ve o lo que le cuentan a él. Siempre peccata minuta. Y así uno va pasando el verano tan ricamente.