Cómo y cuándo nos cargamos Samil (III)

Antón lois AMIGOS DA TERRA VIGO@TIERRA.ORG

VIGO CIUDAD

XOAN CARLOS GIL

Antes de realizar alguna acción es necesario precisar el modelo de playa que se busca

17 ago 2021 . Actualizado a las 02:07 h.

A veces buscamos respuestas sin hacer preguntas. El caso de Samil sería un buen ejemplo: tras muchas vicisitudes llegamos al momento en el que parece unánime el deseo de recuperar la playa, pero ¿para qué? Vamos con dos referencias que encontramos a ambos extremos de nuestro litoral.

En un lado, la playa de O Vao, en la que en su día se decidió retirar las infraestructuras deportivas existentes y rechazar el proyecto para su urbanización al estilo Samil para recuperar las dunas y su vegetación, y fauna autóctona. Tras un largo proceso, décadas más tarde, esa zona es el único espacio natural protegido a nivel local (ENIL) con el que cuenta Vigo. Un ejemplo de que pueden ser compatibles, aunque en frágil equilibrio, la restauración de la naturaleza y las actividades asociadas al turismo playero local y visitante.

En el otro extremo, encontramos el ejemplo contrario en la playa de A Punta. Cuando se retiró por fin el muro de la ETEA, que emparedaba el fondo de la playa, algunos colectivos ecologistas (antivigo, ya saben) aventuramos la paradoja de que en poco tiempo los mismos vecinos que festejaron la caída del muro pedirían otro para evitar que el mar se llevase la playa, y así sucedió. En A Punta su paseo marítimo no es que se encuentre cerca del mar, es que literalmente es un rompeolas con marea alta, con las mismas mareas la superficie de arena seca es de unos pocos metros cuadrados. Su ecosistema es un espigón, una rampa de cemento y un paseo de xabre prensado.

El fiasco de arrojar toneladas de arena para ver quien gana en una lucha entre Ministerio y Concello contra el Atlántico terminó de la manera previsible: ganó el mar. A Punta es en buena medida por su evolución, una playa ya casi completamente artificial. Solo se explica como un ejemplo de realismo mágico que estos dos modelos antagónicos cuenten con sendas banderas azules.

Si queremos que Samil sea una gran explanada de arena donde torrefactarse al sol disfrutando de todos los servicios de la modernidad urbana, el proceso es sencillo: retirar un poquito solo algunas infraestructuras, aplicar motosierra, cemento y asfalto, licitar nuevas concesiones hosteleras para que no exista monopolio incluso con diferentes estilos arquitectónicos: ibicenco, caribeño, tropical, alpino (este sería muy original) y un nuevo paseo 15 metros más atrás bien cimentado porque en breve recibirá el embate del mar. Más aparcamientos, parques, piscinas y una gran iluminación nocturna que ilumine más las Cíes. Por supuesto tirar miles de toneladas de arena cada temporada para aumentar la superficie de torrefacción.

Pero si lo que queremos es recuperar el ecosistema dunar de Samil la cosa se complica. A diferencia de O Vao, donde sobrevivía un pequeño ecosistema natural relicto, en Samil empezamos desde cero, el destrozo ecológico fue casi total. Retirar todas las infraestructuras, todas, públicas y privadas, 50 metros hacia atrás. Delimitar algunas zonas de reserva integral (que no pise nadie) y esperar años a que la naturaleza haga su trabajo con intervenciones mínimas y selectivas de restauración de su vegetación autóctona y control de invasoras. Trasladar las especies exóticas no invasoras (como las palmeras). Y ver como evoluciona un ecosistema que será diferente al que perdimos (la arena de las dunas no volverá ni muchas especies desaparecidas tampoco), pero será mejor que el pastiche actual.

No se necesita más que escuchar a la ciencia y aplicar lo que nos recomienda. Es solo cuestión de voluntad política, querer hacerlo y empezar ya. ¿Qué modelo de playa queremos? Parafraseando a Rigoberta Menchú: la naturaleza no necesita que le echemos una mano, basta con que se la saquemos de encima. Asumamos el escenario al que nos enfrentamos antes de lo previsto: el mar llegará al actual paseo… con marea baja, y lo rebasará ampliamente en pleamar. Solo restaurar el ecosistema podrá mitigarlo.

Si les parece exagerado, les invito a consultar el recién presentado informe del IPCC. Vigo lidera el cambio climático en Galicia. En el fondo, perder Samil (y Rodas) será lo menos importante a lo que nos enfrentaremos.